¿Extrañaban a la francesa? Aquí la tienen de vuelta, comadres
Disfruten.***
Me miré al espejo después de quitarme la toalla, reparar y detallar mi cuerpo desnudo en el reflejo. Algunas marcas y cicatrices me acompañaban desde pequeña, otras las había adquirido con el tiempo. Suspiré y me toqué los brazos. Había aprendido a ocultar y enterrar todas mis heridas interiores, me dolían poco las cosas, al menos intentaba que no lo hicieran. Pero era inevitable no ver aquellas heridas externas que me acompañaban de aquella noche que me marcó para siempre. Giré mi cuerpo y caminé hasta el armario buscando mi ropa y deteniéndome para organizar la que me había quietado después de hacer ejercicio.
Odiaba los fines de semana porque los asumía como pérdida de tiempo en la mayor parte de los días. Hacía todo lo que podía por mantener un orden y estar activa en el trabajo todos los días, pero me era complicado sin ir a la editorial, al menos no ir todo el día y tener a todos a mi mando. Eso, y tener a Adrien obligándome a salir todo el tiempo haciéndome perder el hilo de mi horario, sin embargo, disfrutaba muchísimo estar con él y pasar tiempo con alguien que me entendía.
-¡Kamille! ¿Por qué te cuesta tanto prepararte rápido para salir?- me reí y salí de la casa tomando mi gabardina.
-Hola Holgazán- se rió besando mi mejilla.
-Holgazana tú, mira cómo están mis pobres flores. ¡Riégalas Kamille! No sobreviven solas- entró al auto y bufé mirando las flores y poniéndome de tarea regarlas en cuanto regresara.
-Deberían sobrevivir solas- sonreí y el negó con la cabeza.
-¿Cómo estás?
-Bien, aunque estaría mejor trabajando.
-Kamille...
-Es cierto. Además, tuve un encuentro con mi tío y tenía papeles, que no me dejó tocar- el me miró de reojo- Fue sospechoso, Adrien. Y ahora menos que nunca deberíamos dejarlo sólo y sin vigilancia.
-Vigilar- sonrió y me miró con picardía.
-No, no- lo detuve y miré hacia la ventana- No voy a perseguirlo. Tal vez estar penediente de lo que pueda, pero hay un puesto de jefa que espera por mi. No puedo ser la guardaespaldas de mi tío, al menos no en este momento- Suspiró y asintió.
-Podemos decirle a Eric que...- lo miré mal e hizo silencio de inmediato- Esta bien, sólo estaremos al pendiente de todo- asentí- pero ya- detuvo el auto en el centro comercial- Es fin de semana y créeme, no quiero hablar de la oficina- ambos salimos y caminamos a la par hasta el ascensor- Anoche salí con un chico- me miró sonriendo y recosté mi cuerpo en el metal- Bueno, la verdad es que fue... Curioso. él me salvó de un tipo antipático y grosero que quería propasarse- lo miré frunciendo el ceño.
-¿Propasarse cómo?
-Propasarse, me faltó al respeto, pero él no importa- me tocó el brazo mientras nos sentábamos en una de las mesas del restaurante- Jack me salvó, luego me invitó una copa y hablamos- sonrió con ilusión.
-¿Y tú no habías salido con Gonzales?.
-Si, salimos juntos- rió- que raro es escuchar que le dices Gonzales- suspiré un poco recordándola, y la tarea que tenía respecto al poema.
-¿La dejaste sola?- la miré alarmada. La noches, una mujer y soledad, no eran buena convinación.
-No, no. Yo me fui con Jack, pero Verónica quedó muy bien acompañada- lo miré reír y un escalofrío me recorrió, haciéndome apretar un poco la carta. Me quedé callada unos segundos y él me tocó la mano- Oh, vamos. No te preocpues por eso, Veronica es una mujer madura e inteligente, además de guapa. Siempre tiene compañía cuando vamos al bar, anoche no fue la excepción, y además, sé que la pasó bien.
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DE AZUL A MI
RomansEn la vida a veces tuve que aprender a las mala lo difícil que era tener libre albedrío incluso para hacer algo insignificante como tomar una decisión. Debí aprender cada cosa, cada pequeña y mínima cosa para llegar a ser grande. Pero jamás aprendí...