-Tal vez todo mejore, contigo a la cabeza de la editorial las cosas definitivamente serán diferentes- miré a Adrien mientras sacaba la leche del refrigerador- Porque estamos seguros de que serás jefa, ¿verdad?- me miró fijamente.
-Seguro, A- intenté sonreír, pero negó.
-Sé que no quieres hablarlo, y sé que también me has estado evitando por lo que sea que haya sucedido- solté una risa divertida- pero sé que hay algo, has estado actuando extraña, pero que dudes de que puedas ser jefa... es demasiado extraño- me crucé de brazos. Yo no dudaba de que pudiese ser jefa, dudaba si quería serlo.
-¿Cómo conociste a Gonzales?- le di la espalda y lo escuché bufar. Ni siquiera sabía porqupe la había incluido en la conversación. Mi subconsiente me jugó una mala pasada al ser ella, en gran parte, la culpable de mi horrible confusión.
-Me salvó de algo- comentó de forma corta.
-¿Te salvó de qué?- insistí.
-Si no tengo información sobre lo que te pasa, tampoco tendrás información sobre lo que pasó- lo miré mal y se encogió de hombros.
-Adrien no seas infantil- me miró en silencio. Sabía lo que hacía. Quería sacarme información como fuera. Me quedé callada obligándome a no abrir la boca. La verdad iba a ser revelada. Yo sabía que le contaría lo sucedido en algún punto, y más pronto que tarde porque no podía cargar con algo tan grande sola por mucho tiempo. Pero eso no sucedería hoy. Yo todavía no terminaba de procesarlo. Entonces explicárselo sería casi imposible- Estoy bien- susurré y apagó el microondas.
-Espérame en la sala, ya llevo las cosas- su mirada fue un poco más suave y asentí apretando un poco los labios. Me senté en el sofá del departamento de Adrien que se sentía un poco como el de Verónica. Ese que fue testigo de mis deseos y que hoy acogía a otros, muchos más libres. Una sensación me invadió al imaginarla tocándola, besándola como a mi. Con esa fuerza. Y esa entrega.
Cerré los ojos eliminando la sensación de golpe. O bueno, los pensamientos. No había razón para pensar eso. No tenía ni una justificación para pensar en Verónica como exclusiva, y muchísimo menos para quererlo así. Era una estupidez.
-Entonces- Adrien dejó las cosas en la mesa y sonreí mirándolo- ¿Veremos películas o hablaremos de ti?- recostó su cuerpo en el respaldo y sonrió.
-Siempre soy el tema principal, hablemos de ti.
-Oh, a la señorita Dupont no le gusta la atención- levantó la ceja y me reí.
-¿Cómo va todo con tu novio?- me acomodé para mirarlo- me gusta verte feliz.
-Todo va muy bien, K. Jack me hace feliz, me siento bien.
-Te lo mereces- sonrió.
-¡Kamille, quiero tener una cita doble!- me tomó del brazo- Y eso es difícil porque ni siquiera hay alguien que te interese- giró los ojos- Ser tu primo ya no es tan divertido.
-Oye, oye. Deja de querer imponerme relaciones.
-Sería muy... guay- fruncí el ceño.
-¿Qué?- tomé un poco de vino.
-Genial. Es una palabra española que le escuché mucho a Verónica cuando la conocí- movió sus manos en el aire y una punzada me atacó cuando escuché de nuevo su nombre- Pero ya no la usa- suspiró.
-Entiendo, es extraña.
-Lo sé- asintió riendo- ahora que lo pienso, Verónica es mi única esperanza para una cita doble. Ella tendrá novia pronto- sonrió alegre- se lo comentaré- miré al frente en silencio- Pero oye, no te sientas tan mal- sonreí.
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DE AZUL A MI
RomanceEn la vida a veces tuve que aprender a las mala lo difícil que era tener libre albedrío incluso para hacer algo insignificante como tomar una decisión. Debí aprender cada cosa, cada pequeña y mínima cosa para llegar a ser grande. Pero jamás aprendí...