CAPÍTULO IV

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El encuentro que tuve con Verónica en la mañana al parecer hizo efecto inmediato, ya que fue ella la primera que llegó a la sala de nuestra reunión. Incluso antes de mi, que busqué mi café, dándome tiempo para preparar todo. Me senté en el escritorio frente a ella a revisar los documentos que Núñez me había enviado, dejando de lado aquellos que revisarán ellas, dándoles la oportunidad de adentrarse en esta etapa de la editorial. Sentí su mirada sobre mi mientras hacia mí trabajo y el ambiente se quedaba en silencio. Ni ella ni ello hablábamos, y no me molestaba o incomodaba. Pero sabía que a ella sí. Lo sabía por la forma en la que movía sus manos sin poder detenerlas un segundo. Lo cual me estresaba un poco hasta cierto punto, y además la forma en que me miraba evitando que lo notara, aunque evidentemente la intensidad que tenía no era buena cómplice para ella.

Verónica, ¿que era lo que tu mirada causaba en mí?

-¿Por qué levantó la mano?- rompí el silencio más por la necesidad de que ella no se sintiera incomoda de por tener tema de conversación, pensando más en el bienestar de su paz que en mi repudio a socializar. Mi mirada se fijo en su mejilla, y mandíbula. Gonzales no era capaz de sostener mi mirada, y la giro de golpe cuando levante la mía.

Y con lo que me gustaba mirar sus ojos.

Se movió incomoda en la silla y la observe con más atención, sonriendo en mi interior por su evidente nerviosismo.

-¿no me va a Responder, Gonzales?- insistí atrayendo su mirada por fin. Me gustaba tener el control frente a ella que casi siempre se veía nerviosa o intimidada por mi. Abrió la boca y tartamudeo un poco para luego ser interrumpida por susana. Me lamente un poco mientras ella se excusaba y yo observaba a Gonzales suspirar.

Me levante a dejar las cosas y reglas claras. Tenía metas y logros planteados con este equipo. No sabía que depararía el futuro pero movería mis fichas de la mejor manera para ser jefa y tener a la editorial al mando. Tenía entendido que ambas eran profesionales excepcionales y eso iba a favorecerme, además el tener nueva gente, y nuevas ideas para la editorial le daría una mejor perspectiva a mi tío sobre su decisión.

Les entregué su material de trabajo y me terminé de tomar el café viéndolas hablar al salir, mientras sonreían. Me quedé cruzada de brazos en la sala sabiendo que era mi oportunidad, era la forma de hacerme notar, era mi jaque mate final a Eric, por fin, tener un panorama claro. Y lucharía por eso.

Salí de la sala y me dirigí hasta la oficina de Adrien que estaba diseñando algunas cosas para la revista y cancelando los diseños de las portadas de los libros anteriores. Me senté frente a él en una de las sillas observando su trabajo y relajándome un poco, dejaría lo que quedaba en manos de Susana y Verónica.

-¿Cómo te va con el trabajo?- habló de espaldas a mi moviendo el lápiz en la pantalla que tenía en frente.

-Siento un poco más de responsabilidad, y aunque quise hacerlo todo por mi cuenta, decidí involucrar a Gonzales y Nuñez- rió un poco.

-Gonzales- me miró por un segundo- que formal eres. Ten confianza con ella.

-No puedo tener confianza con alguien que no conozco- me encogí de hombros- que por cierto, tu eres su mejor amigo ¿sabes por qué levantó la mano?

-¿Debe haber una razón en especial?- siguió concentrado en lo suyo.

-Hay una razón para todo.

-Preguntasela a ella si tanta curiosidad tienes- solté un risita.

-No voy a interactuar con Gonzales sólo porque es tu mejor amiga, Adrien- bufó.

-¿Es tan malo que quiera que tengas... amigos, o conocidos? No tienes 80 y nueve gatos, Kam- dejó el lápiz a un lado y se sentó frente a mi.

DE AZUL A MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora