Mierda de suerte

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Al levantar mi mirada me encontré con ese rostro y ojos que juré nunca más volver a ver.
Miles de recuerdos pasaron por mi mente haciéndome sentir tan abrumada que perdí el equilibrio casi cayendo de las escaleras.

El actuó rápido tomándome de la cintura sin dejarme caer

—Es un gusto volver a verte— dijo sonriente

—Igualmente Klaus— sonreí falsamente soltándome de su agarre

—Te invito un trago, para hablar— ofreció

—Me encantaría pero estoy con unos amigos

El asintió y sin poder escuchar lo que tenía que decir me dirigí a la mesa casi corriendo

—Que tienes parece que viste a un fantasma— me miró preocupada mi amiga

—Me encontré con Klaus

Abrió sus ojos como platos

—¿Espera Klaus Collins? ¡Tu casi algo con la persona que casi pierdes tu virginidad!—Grito Kaira

—Cállate estúpida

—Klaus Collins el malcriado duque francés mujeriego y super sexi— dijo Eric

Ante las últimas palabras hice una mueca

—¿Cuál fue su relación?— pregunto

—Ninguna fuimos algo pero jamás llegamos a formalizarlo el muy idiota solo tenía la pija caliente

—¿Alguien más de la realeza con quien tengas contactos íntimos?— dijo presuntuoso

—No

Suspiro de alivio

—¿Qué hace aquí?, debería estar en Francia— exclamó Kaira

—Esta de negocios— susurre

—Como sabes eso—preguntó Kai viéndome

—Salió en las noticias infórmate—me justifique

—Bien, solo esquívale no creo que te haga daño— Soltó Eric

—¿Podemos irnos?— pregunté

Apenas eran las tres de la mañana pero ya no me sentía bien en ese lugar

—Vamos yo conduzco— dijo Eric

Cuando íbamos de salida pasamos por su mesa sentía sus ojos recorrer mi cuerpo de la cabeza a los pies

En el camino mis amigos se pusieron a ver su Instagram a opinar de que el solo arruinaba su imagen era un empresario además de tener ese cargo real su empresa era pequeña pero le generaban ingresos bastante altos

Al llegar a la entrada marcos me esperaba me abrió la puerta me despedí y entré a la mansión

Estaba a oscuras y la luz salía de la oficina de Khaos. Me dirigí a ella se encontraba en su escritorio firmando documentos al notar mi presencia se enderezó echando su silla para atrás

—Como te fue?— pregunto

—Bien, me canse de bailar—exprese dirigiéndome a él

—Ven— extendió dio su brazos para que me sentara en su regazo me apoye en su pecho

—¿Me extrañaste?— susurre

—Bastante— dijo contra mi odio —Mañana viene un socio se va a quedar unos días en lo que arreglan su casa— aviso

Asentí

—¿No te molesta?— preguntó

—No

—Es un amigo y no quise negarle la entrada— susurro

The red kingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora