Ganas de joder

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Me levante por un estruendo

—Siempre es lo mismo

Arrastre mis pies hasta el armario me puse un pantalón negro con unas cadenas en al cintura una sudadera del mismo color un haori rojo y unas zapatillas blancas. Me até el pelo en una coleta alta y me dirigí al baño a lavarme los dientes

Los estruendos y gritos aún se oían a medida que bajaba las escaleras y me acercaba al comedor se hacían más fuertes

Calix y Khaos estaban peleando mientras que Amoris bebía su café y los veía

—¡Ella se vendrá conmigo!—

—¡No va a ir a ningún lado mocoso insolente!—vociferó

Suspire

—¡Cállense! que quiero desayunar en paz—gruñí acercándome a la mesa y sentándome

—Como estas Alia?—pregunto Amoris en un tono calmado

—Bien—respondí esbozando una sonrisa de boca cerrada

—Ali as considerado en venir a mi casa—dijo el pelinegro

—Ella no ha considerado nada porque de esta casa no se va a mover—gruño mi esposo

—Le estoy preguntando a ella

—Ella es mi esposa te lo recuerdo y no voy a dejar que se vaya de esta casa menos si es con tu compañía—exclamó

Amoris se arto y se fue no a cualquier lado de seguro fue en busca de Marcos

Me levanté de mi silla

—Calix agradezco tu preocupación pero me quedaré aquí, no es necesario que estés armando estas escenas — hable

Me acerqué a mi cuñado besando su mejilla y me retiré del comedor dirigiéndome a la parte más alejada de la casa , el pasillo por donde se llegaba al sótano. Ahí estaban Marcos y Amoris besándose, tocándose como adolescentes escurridizos

—Interrumpo— carraspee

Se separaron inmediatamente ante mi presencia, mi cuñado me miró furioso debido a mi acto

—Señorita lo lamento, no le diga al señor—soltó con nerviosismo mi guardia

—No le voy a decir nada—dije—No sé si sabían pero hay habitaciones de sobra no es necesario que estén acá con el olor putrefacto

—Si mi hermano nos encuentra nos mata—comentó

—Usen la biblioteca o mi antigua habitación lo único que después limpien—les informe

—Gracias señorita—

Sonreí

—Bueno necesito un favor, Marcos puedes llevarme al prostíbulo del que Khaos es dueño—pedí

—Yo los llevo—se ofreció Amoris—Mi hermano no hará alborotos si sabes que estás conmigo vamos

Amoris nos llevó en su auto hasta el lugar

El lugar tenia una fachada elegante por fuera de un color negro con dorado brillante, en la entrada había un guardia

—Nombres—pidió

—Que no sabes quienes somos o estas idiota—gruño

—Nombres—dijo en tono autoritario

—A mi no me vas a estar hablando en ese tono— exclamó tomando al de seguridad por el cuello de la camisa—Soy el hermano del dueño y la bella señorita a mi lado es su mujer

The red kingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora