Mi señora

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Coloque la ropa interior blanca de encaje sobre mi cuerpo

—No me gusta que me miren mientras me cambio—hable mirando mi figura en el espejo

La mirada de Khaos se podía sentir a kilómetros era tan penetrante que me ponía los pelos de punta. Se acerco a la parte de mi guardarropa sacando un vestido negro largo de tirante fino con un tajo en la parte derecha

Se acercó a mí ayudándome a ponérmelo subiendo los tirantes a mis hombros aquella prenda se ajustaba perfecto a mi cuerpo resaltando mis curvas

—Tengo un buen gusto—susurro en mi oído

Se alejó de mí tomando un collar fino de oro colocándolo alrededor de mi cuello dejando un casto beso en el costado de mi cuello. Estiró su mano para que la tomara me guió a la silla del tocador

Tomo mis tacones negros de cinta se arrodillo colocándolos de una manera delicada, me dio la mano para levantarme

—Vamos no queremos llegar tarde

Asentí poniendo mi brazo alrededor del suyo bajando juntos por las escaleras bajó la mirada de los guardias

—Se ven tan perfectos juntos me alegra que se quieran tanto—dijo Rosa

Nos entregó nuestros abrigos, Khaos tomo el mío poniéndolo sobre mis hombros

Salimos afuera donde esperaba el mercedes negro. Mi esposo me abrió la puerta para luego subir del lado del piloto apenas arrancamos las camionetas nos empezaron a seguir

—Estas preocupada—comentó sin dejar de ver el camino

—Mi intuición dice que no será una noche fácil—respondí

—Por supuesto que no, toda la familia estará reunida hasta el más mínimo miembro—dijo

—Acaso todos le tienen que dar la bendición a la pareja—bromee

—Ese es nuestro trabajo la última palabra siempre la tienen los regentes más poderosos—aviso

—Asique con una palabra podemos anular su compromiso

El asintió

Llegamos al portón de la entrada que fue abierto por los hombres de Amoris. La casa era de tres pisos bajo la fría noche nos esperaban en la puerta toda la familia de mi esposo, Khaos bajo primero para abrirme la puerta y extenderme la mano para ayudarme a salir

—Como siempre tarde—exclamó una mujer rubia esbelta que tomaba la mano de una pequeña niña con fuerza

Ante su comentario una mujer de pelo oscuro carcajeo

—Pensé que era solo familia—espeto mi esposo

—Alia querida—saludó la abuela de Khaos acercándose a nosotros tomando mis manos

Esther y Nasir la siguieron por detrás

—¿Como esta?—pregunte alegre al verla

—Perfecta como siempre, corazón estás helada tus defensas son bajas y hace mucho frío vamos adentro

Todos nos adentramos y fuimos dirigidos a la sala de estar donde debíamos esperar para ver a la pareja

Khaos me abrazo por los hombros tratando de darme el mayor calor posible

—Quien es la mujer rubia, no la vi en la boda—susurre

—La nueva mujer de mi primo, una interesada que lo sedujo luego de la muerte de su esposa ahora es madrastra de mi ahijada hija de la difunta mujer de mi primo—murmuró

The red kingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora