Capitulo 30:

1.1K 27 4
                                    

No pude controlarme y empecé a llorar. Mireya se me acercó y me abrazó.

Mireya: Dani, ¿qué pasa?

Dani: Léelo por ti misma. 

Cogió el móvil y leyó el mensaje en voz alta:

Mireya: Dani, me he reencontrado con Alberto y me he dado cuenta de que todavía le quiero. Hasta aquí llegó lo nuestro.

David: Y una mierda, eso no es de María.

Dani: Míralo por ti mismo.

David cogió el móvil y vio que el mensaje había sido enviado desde el móvil de María.

David: Lo siento pero no me lo creo.

Dani: Pues yo sí, y como ella me va a olvidar voy a empezar a olvidarla yo también.

Mireya: Pero, ¿por qué no hablas con ella primero y averiguas qué ha pasado?

Dani: Está bien, voy a llamarla.

Cogí el móvil y la llamé.

Dani: No lo coge.

David: A ver, déjame a mí-me quitó el móvil y la llamó-.Pues no, no lo coge.

Todos me miraban. Me sequé las lágrimas y me tranquilicé. No quería volver a saber nada de María. La iba a olvidar aunque me costara la vida.

----Narra María----

Metí las manos en los bolsillos de la chaqueta buscando el móvil y no lo encontré, me lo había dejado en la mochila dentro de la clase.

María: Voy a entrar a por el móvil.

Valen: Ok, te esperamos aquí.

Entré y por el pasillo me crucé con Paula que me miraba muerta de la risa. Pasé de ella y entré a la clase. Cogí mi mochila y salí al recreo otra vez.

Mayte: ¿Para qué has cogido la mochila?

María: Es que he visto a gente entrar y salir de la clase y no me gusta que me cotilleen mis cosas.

Valen: Lo dices por Paula, ¿verdad?

María: Sí.

Saqué el móvil de la mochila y vi que estaba apagado, qué raro, yo lo había dejado en silencio. Lo encendí y vi dos llamadas perdidas de Dani. Suspiré. Lo llamaría después y le explicaría lo que me había pasado. A él le iba a decir la verdad.

El resto de las clases, pasaron aburridas y lentas. Cuando iba camino a la choza de mi padre, vi en el escaparate de una cafetería que necesitaban a una empleada. Entré y hablé con el jefe que me contrató. Empezaría al día siguiente. Llegué a la choza y mi padre no estaba. Me senté en el sofá y llamé a Dani. No me cogió el teléfono. Lo intenté varias veces pero no me lo cogía. Al final decidí mandarle un mensaje en el que decía que tenía que hablar con él y que lo quería. Después llamé a mi madre.

Carmen: Ya era hora.

María: Perdóname, mamá. Es que la casa estaba patas arriba y he tenido que ordenarla, y hoy he estado en el instituto, menos mal que me han aceptado.

Carmen: Me alegro, ¿has llamado a Dani? Él también estaba preocupado por ti.

María: Sí, lo he intentado pero no me lo coge.

Carmen: Bueno, a lo mejor más tarde te llama. 

María: Sí.

Carmen: ¿Y qué tal el recibimiento en el instituto?

Cuando Menos Piensas Sale el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora