thirteen

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Martes 6 de diciembre.
Doha, Qatar.

Omnisciente ;;

Desde esa ultima conversación, Agostina y Leandro no habían vuelto a hablar. La única interacción que tenían era al momento de saludarse, aunque tampoco era mucho. Cuando la veía, él la saludaba o simplemente decía un "buen día", esperando que ella al menos lo mirara, pero lo único que recibía era un asentimiento de cabeza por parte de ella antes de irse a otro lado a continuar con su trabajo.

Le dolía, y mucho, pero entendía que ella tenia sus razones. Aun así, quería gritar de lo frustrado que estaba, por como en un momento pasaron de tener esa relación tan cercana de mas de veinte años a estar tan alejados, y mas que nada por saber que él tenia la culpa de ello.

En sus palabras, la había cagado y no sabía qué hacer.

Agostina no estaba mucho mejor. Parte de la razón por la cual no podía verlo a la cara era porque todavía sentía esa vergüenza que sintió días atrás al enterarse de todo, y la otra era debido a su enojo y dolor.

Todavía le dolía demasiado.

El resto de jugadores habían notado que algo había sucedido entre los dos casi instantáneamente. Ya no se esperaban para desayunar, no los veían juntos peleando por boludeces y ni se mencionaban el uno al otro, bueno, en el caso de uno de los dos.

Sin embargo, no se animaban a preguntar para no incomodar a nadie.

[...]

Estando a tres días de enfrentarse a Países Bajos por el pase a la semifinal, los jugadores estaban entrenando. Ponele.

Si bien si se tomaban enserio el entrenamiento, ya el pase a semifinales en un mundial no era algo que se diera a diario, no podían evitar hacer más boludeces que lo normal.

De momento, se habían dividido en dos equipos y estaban jugando a un picadito, lo más sucio posible. El Kun y Agostina estaban sentados en el banco, observando cómo se hacían mierda entre todos y, de vez en cuando, gritando que eran "unos muertos".

Ya los habían retado, si, como si fueran nenes de cinco años, mas de cincuenta veces, pero ellos seguían mandándose a volar entre sí como si nada. Si no había reglas, era legal.

El único que no parecía una bestia era Leo, el resto no tenía piedad.

— "¡Dale Paulo! ¡Uhh!" — Gritó Agüero con cara de dolor, como si le hubieran dado a él, viendo como una barrida de Lisandro lo volteó cuando estaba por tirar al arco.

— "Lo mufaste terriblemente." — Agostina se rió por lo bajo, tranquila cuando vio que Dybala seguía entero.

Lo más gracioso de todo era ver que el papu se había ofrecido a ser arquero de uno de los equipos y que, efectivamente, lo habían elegido. Fue increíble ver como le tapó un remate a Lautaro, que de suerte le había quedado regalado.

— "Ya entró en modo Dibu, se agrandó Beckham." — Comentó Agos cuando el papu festejó bailando.

El partidito siguió, iban 2-1, y ninguno daba brazo a torcer.

Julián se estaba acercando al arco rápidamente y en un intento por sacarle la pelota, Leandro se tiró al piso a barrerlo, haciendo que el mas joven tiré la pelota para no perderla, fallando en cuanto al ángulo y mandándola directo hacia el banco, dando con la cabeza de la joven que se había perdido la jugada.

A eso se le llama tener mala suerte.

Apenas se dió el golpe, se escuchó un "Uhh" proveniente de los jugadores y Agüero al mismo tiempo que las puteadas variadas de Agostina. Ella se sentó con la cabeza entre las manos con una expresión de queja, pero de todas formas les hizo señas de que estaba bien.

ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora