thirty

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Viernes 3 de febrero
Madrid, España

Lo primero que vi al llegar al aeropuerto fue a Camila con un cartel que decía "Bienvenida cornuda" y a los gritos, haciendo que la gente alrededor se gire a vernos. No me quemes así.

— "Sos una tarada." — Me reí mientras nos abrazábamos. El cartel ya había salido volando por algún lado, no me pregunten en dónde quedó. — "Cornuda serás vos."

— "Yo también te extrañé, Agos." — Dijo sarcásticamente antes de acompañarme a buscar mis valijas. — "Bien que lo leíste y viniste igual, eh."

— "Callate, Camila." — La empujé despacio y se quejó, devolviéndome la acción. — "¿Y mi ahijada?"

— "Está en casa, la señora de al lado la está cuidando." — Me explicaba una vez que ya teníamos mis cosas y nos dirigíamos a la salida del aeropuerto. — "Mimi la adora a esa vecina."

— "Lean y yo le compramos algunos regalos." — Mientras tanto le avisaba a Leandro que ya había bajado del avión.  — "Espero que no te moleste."

[...]

— "¿Entonces Leandro y vos...?" — Camila preguntaba desde su lugar en la mesa del living, estando apoyada sobre esta y observándome atentamente.

— "Vamos bien." — Sonreí para mi misma. — "Tuvimos algunos problemas en el medio pero estamos tranquilos."

— "Y vos que me decías que eran mejores amigos nomas." — Levantó una ceja y me apuntó con la cuchara del postrecito que estaba comiendo. Yo sentía que el aroma a esencia de vainilla que tenía eso me estaba haciendo mal. Horrible.

— "Bueno, una se puede equivocar a veces." — Camila seguía apuntándome y yo me encogí de hombros.

— "Se notaba a kilómetros que los dos se tenían las re ganas, Agostina."

— "Mentira." — Traté de defenderme pero ella me miraba con cara de que no me creía nada.
Algo de razón tenia. En realidad, tenía bastante razón. Me imaginaba que no había sido muy discreta en cuanto a que me atraía Leandro.

— "Cambiando de tema, ¿y el francés?" — Nunca tan chusma.

— "Recién me acaba de mandar un mensaje, no lo vi todavía." — Hace un rato me había llegado una notificación de que tenía un mensaje de él, pero no iba a interrumpir la conversación para responder.

— "¿Y no respondiste? ¿Sos boluda?" — Me retó y con la mano me hacía señas para que me apure. Hoy se levantó con ganas de bardearme.

— "Toma, ¿Querés leerlo vos?" — Ni siquiera me respondió, fue directo a sacarme el celular de las manos con una felicidad increíble.

— "Eso no se pregunta."

Después de un rato en donde la veía leer todo atentamente, probablemente más de una vez, me empecé a preocupar cuando parecía escribir algo y tardar más de lo necesario. A ese punto yo ya la veía con desconfianza.

— "Dice que en media hora te pasa a buscar." — Soltó de repente con una sonrisa orgullosa.

— "¿Perdón?" — Parpadeé un par de veces y fruncí el ceño como si no estuviera entendiendo. Seguro me estaba boludeando.

Suspiró antes de volver a hablar con obviedad.

— "Que hagas lo que tengas que hacer rápido, que Griezmann te pasa a buscar en treinta minutos."

ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora