ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredes

thirty-one

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Sábado 4 de febrero
Madrid, España

Agostina ;;

Miraba la foto de perfil de Leandro mientras que esperaba ir atendiera mi videollamada. Esa foto se la había sacado en nuestra "primera cita", la que habíamos tenido en Qatar. Se veía precioso, es precioso. El verdadero que hombre.

— "Buen día, mi vida." — Dijo con una sonrisa apenas se hizo visible en la pantalla. Yo le estaba hablando desde la cama y, por lo visto, él también.

— "Hola amor, ¿Cómo estás?" — Me apoyé sobre mi brazo para estar más cómoda. Casi pierdo el celular en el camino.

— "Cansado, pero bien." — Respondió. — "Ya te extraño, se me hace raro dormir sin tener que batallar con alguien que me patea todo el tiempo." — Agregó con humor y después me preguntó como estaba.

— "Estoy bastante bien, aunque en cualquier momento me duermo de nuevo." — En cualquier momento se me escapa un bostezo. — "No pude dormir mucho anoche."

— "Hmm." — Entrecerró los ojos y me miró fijo por unos segundos, como si estuviera analizándome. Se mordía el labio mientras pensaba. — "Yo conozco esa carita, ¿Qué te está doliendo?"

— "No es nada." — Por la cara que hizo supe que no me creyó, así que no le di más vueltas. — "Me duele la cabeza y me siento un poco rara, pero te prometo que estoy bien."

— "¿Segura? Si te sentís mal no sé si lo mejor es que vayas a una cancha." — Se notaba que estaba preocupado y yo sabía más que nadie que lo decía por mi bien. Siempre fue de cuidarme y preocuparse mucho. — "Yo sé que querés ir, pero fijate, ¿si?"

— "No va a pasar nada, está todo bien."

— "Pero el otro día antes de irte también te sentías mal, gorda." — Frunció el ceño. — "Me preocupo, nomás."

— "Voy a estar bien, Lea. Camila va a estar conmigo todo el tiempo y si veo que no aguanto, vuelvo al departamento." — Dije con tranquilidad buscando transmitirle un poco de esta a él. Asintió aunque tenía sus dudas.

— "Los vas a ver a Rodri, Angelito y a Nahuel." — Dejó el otro tema de conversación atrás porque era sabido que sino no terminaríamos más. — "Rodrigo me cansó de tantas veces que dijo que te extrañaba."

— "Espero poder verlos cuando termine el partido, siento que no hablamos en un millón de años." — Hice un puchero. — "¿Vos que tenes planeado hacer?"

— "Primero, esperar a que algún día me devuelvas ese buzo." — Apuntó a lo que yo tenía puesto — que efectivamente era un buzo gris suyo — y levantó las cejas cuando vio que yo me atajaba y pretendía taparme. — "y segundo, así como salió tu amigo francés, ir a entrenar."

— "Pobre Anto no te hizo nada." — Igual el chiste de "segundo, Francia" nunca iba a pasar de moda, y yo siempre lo encontraba divertido.

— "Pibri Anto ni ti hizi nidi." — No hubo forma de que no me riera de su infantil reacción. Cuando frené lo vi "tildado", viéndome con cara de bobo enamorado. Antes de que se dé cuenta, ni sé cómo hice, pero le saqué screenshot.

— "¿Seguís ahí? Si me sacas una foto por ahí dura más." — Dije con una sonrisa de lado.

— "Sigo acá, estaba admirando a mi futura esposa nomás." — Soltó cien por ciento seguro de sí mismo, siempre con una sonrisa orgullosa.

— "Tampoco te apures tanto."

Seguimos hablando unos diez o quince minutos hasta que se acercó la hora a la que yo había arreglado para ir al estadio.