nine

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Miércoles 30 de noviembre.
Doha, Qatar.

— "Basta nene, pareces un pendejo hormonal." — Me separé levemente de Leandro, que vio la chance para robarme otro beso cortito y delicado, después de haberlo hecho ya unas cinco veces. Con la cara de bobo enamorado que tenia, no me podía enojar.

— "Es para la buena suerte." — Dijo encogiéndose de hombros y atrayéndome hacia él una vez mas.

— "No seas chamuyero."

Unos veinte minutos antes de esto me había mandado un mensaje, pidiendo por favor si lo podía ayudar a buscar su botinero porque no sabia en donde lo había dejado. Me di cuenta que había sido una excusa para que vaya recién cuando entré a su pieza, viendo al bolsito apoyado sobre su cama y a él con cara de inocencia.

— "Cinco minutos más." — Sus brazos rodearon mi cuerpo a la vez que recostaba su cabeza en mi hombro, respirando contra la piel de mi cuello. Cerró los ojos, intentando aliviar los nervios que le generaba estar a tan sólo unas pocas horas de que comience el partido.

— "Los que necesites." — Dejé un besito en su sien, mientras que correspondía a su abrazo.

— "Gracias por estar acá siempre." — Dijo en voz baja. Sin importar que a veces tuviera cara de querer matar a alguien, o que dentro de la cancha hiciera volar a más de un jugador contrario, él era una masita.

Aclaro que, de todas formas, de momento no éramos nada oficial.

[...]

Estábamos en el estadio, adelante de todo, esperando a que empiece el partido aunque todavía faltaran casi una hora.

Estábamos. Si, porque muy a mi pesar, estaba acompañada de Lucrezia, quien no tuvo mejor idea que querer ver el partido cerca mío.

En los menos de diez minutos que llevábamos juntas, ya había hecho más comentarios pasivos agresivos de lo que creí que fuera posible.

Ella no me aguantaba a mi y yo tampoco a ella, pero me seguía recordando a mí misma de que estaba haciendo esto por Leandro.

— "Disculpame, ¿Vos sos Agos Mercier?" — Se acercó una chica rubia muy amable. Estaba segura de saber quien era, pero en el momento me costó acordarme su nombre. — "Soy Caro, la esposa de Nico Tagliafico."

— "Hola, hermosa." — Lucrezia ahora miraba la interacción, esperando si en algún momento la iban a incluir a ella. — "Sí, me acuerdo de haber hablado por insta con vos." — Le sonreí.

— "Venía a pedirte tu número, si no te molesta." — Dijo señalando su celular. Es un amor está mujer. Cuidado Taglia que vos y yo tan amigos no somos. — "Te queríamos agregar a un grupo donde estamos todas, porque estamos organizando una reunión."

— "Ay, que lindas, pero mirá que Lean y yo no..." — Iba a decir que no somos pareja, pero no me dejó terminar la oración.

— "Ya sabemos, no pasa nada." — Le restó importancia, pasándome el celular para que agende mi número. — "Pero se conocen hace bastante y siempre te vemos, no queremos dejarte de lado."

— "¿Estás segura?" — Asintió enérgicamente. — "No quiero quedar como metida."

— "Les vas a caer bien a todas, vos no pienses eso." — Me saludó antes de ir con Agus, la esposa de Lautaro, que me saludó desde el palco en el que estaba.

— "A mí ni me saludó." — Se quejó Lucrezia, rodando los ojos.

— "No lo hizo de mala, no te debe conocer."

ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora