thirty-five

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Jueves 16 de febrero
Madrid, España

Omnisciente ;;

Quedarse en lo de Rodrigo no era una opción por mucho que él les hubiera ofrecido el espacio. Leandro decidió quedarse en Madrid y los dos volverían a Italia el mismo día, el 18.

No iban a ser dos personas más usurpándole lugar al 7 de la selección.

Alquilaron un departamento — excesivamente caro para el gusto de Agos, aunque sí era muy muy cómodo — en el centro por los pocos días que les quedaban en la ciudad.

El día anterior habían salido a almorzar con Griezmann, porque aparentemente él y Leandro ya habían estado amigándose desde antes — no es que se hubieran llevado mal en ningún momento, sólo que no se conocían — y les pareció buena idea. Al plan se había sumado Rodrigo, que vivía al pedo.

— "A ver, deci esto: "erre con erre guitarra, erre con erre barril, rápido ruedan las ruedas del ferrocarril." — Le había dicho De Paul a su amigo francés, ganándose una mirada que transmitía claramente las palabras "¿Otra vez lo mismo?"

Como era sabido, el español no le costaba nada y pronunció todo incluso mejor que Rodrigo.

Jugaron al UNO con la misma seriedad con la que jugaron en el mundial, dividiéndose en equipos por si querían sabotear a alguien: Agostina y Rodrigo contra Antoine y Leandro.

El living del departamento se hizo un griterío en cuestión de segundos.

— "Cambio a rojo." — Dijo Agostina al poner la carta con fondo negro y los cuatro cuadraditos de colores.

Leandro le mostró sus cartas a Antoine, apuntando a una en específico y este asintió en confirmación, como dándole el sí a que pusiera esa.

Puso una carta +2 verde.

Ante el silencio y las miradas de los otros dos que sólo parpadeaban lentamente, Antoine y él se miraron sin entender nada. Estaban mil por ciento confiados en su elección.

— "Yo sabía que las tinturas para el pelo en algún momento les iban a afectar." — Rodrigo se mataba de risa.

— "No se puede hacer eso." — Explicó Agostina y los dos hombres del equipo contrario se cruzaron de brazos.

— "Si se puede." — Defendió Leandro.

— "No se puede."

— "Si se puede." — Dijo ahora Antoine, apoyando a su compañero.

— "No se puede."

— "Te digo que si."

Después de escuchar por qué razón ellos creían que se podían, fue todavía peor. Esos no habían jugado al UNO en su vida. Les sumaron dos cartas a cada uno; una por chantas y la otra por hacer cualquier cosa.

Agos y Rodri querían la versión del juego legal mientras que Antoine y Leandro jugaban a su propia versión falopa del UNO.
Los dos primeros llegaron a un punto en el que no se gastaban más en explicar las reglas, y nomás los dejaron ser felices.

Casi dos horas después y unas cuantas partidas polémicas de UNO además del almuerzo, taza taza cada quien a su casa y solo quedaron Agos y Lean en su departamento.

La habían pasado bien. El único tema de conversación que no se había tocado por ser denominado "prohibido" por Agos había sido la final, pero encontrando el vacío legal, Leandro terminó recordándole a Griezmann aquel partido en el que el PSG le ganó 4-1 al Barça.

ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora