thirty-nine

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2002 ( 8 años )
Omnisciente ;;

— "¡No juego más con vos!" — Se quejaba Agostina desde el piso después de que Leandro la hubiera tirado por tercera vez.

Como el día estaba lindo, no hacía mucho calor y ninguno quería aburrirse, estaban en el patio de la casa de ella jugando a la pelota.
Primero habían dicho de patear penales pero después de un rato se volvía repetitivo y aburrido, por lo que habían terminado jugando un partidito, aunque fueran ellos dos haciendo un 1 vs 1.

Agostina no era mala jugando, es más, se defendía bien, pero Leandro tenía una ventaja clara y ambos lo reconocían. No les importaba mucho, jugaban de todas formas.

El problema fue que, mientras ella lo máximo que hacía era darle una que otra patada para robar la pelota, el nene de mechas rubias tenia una afición con tirarse al piso a barrerla.

La primera vez ella se la bancó y no dijo nada, a la segunda se la devolvió y lo vio caer con satisfacción, sin embargo, ya a la tercera se había enojado. ¡Él había dicho que era un amistoso, no una competencia de Karate!

— "Uno más, porfa." — Leandro le rogaba a su amiga, sacudiendo la pelota tentativamente para convencerla. Agostina estaba negada, seguía sentada en el pasto con las cejas y labios fruncidos y ni lo miraba. — "Agos, porfa." — Alargó la "o".

— "No, no juego más con vos." — Repitió de igual manera que antes. — "Me tiraste muchas veces, ¡tres seguidas!" — Levantó tres dedos para marcar su punto, sonando indignada.

Leandro no quería que ella se enojara con él. Si, le gustaba molestarla para que se moleste, pero así no. ¡No quería que se enoje en serio!

Ya se empezaba a preocupar, ¡Mira si dejaban de ser amigos!

Agostina pasó a mirarlo en silencio con los brazos cruzados. Él pensó y pensó hasta que se le prendió una lucecita, ya sabía que iba a hacer.

— "Cuídala un cachito." — Dejó la pelota en manos de su amiga y salió corriendo para el lado de la reja que daba a la casa del vecino.

Miró para el otro lado antes de meter la mano entre las barras, estirándose lo más que pudo hasta llegar a la planta que ya había visto de antemano. Haciéndolo lo mas rápido posible para que no salieran a retarlo, tironeó una de las flores rojas que sobresalían antes de volver corriendo hacia la jovencita.

Leandro recordaba haber visto con Agos una película en la que un hombre le llevaba flores a su pareja para pedirle perdón y funcionaba. En su mente, él relacionó que tenía que disculparse, que a Agostina le gustaban esas películas y que tenía flores cerca y supo que tenía su plan maestro.

El de ocho años, con la flor medió aplastada en mano, empujó sutilmente el hombro de su compañera de juego para llamar su atención.

Apenas Agostina lo vio, él extendió la mano hacia adelante para ofrecerle la flor. Ella la tomó con cuidado y trató de acomodar los pétalos que estaban maltratados.

— "¿Es para mi?" — Agos señaló la flor y él asintió varias veces seguidas.

— "¿Me perdonas?" — Preguntó el nene de ojos claros con total sinceridad, viendo como ella estaba ya más sonriente y al parecer, no tan enojada. ¡Funcionaba! — "No te tiro más, lo prometo."

— "Bueno..." — Agostina también asintió mientras que se levantaba del piso y agarraba la pelota que había dejado a un lado. Entrelazó su meñique con el de su amigo, como sellando la promesa. — "Te perdono. ¿Jugamos?"

ACCIDENTALLY IN LOVE ;; leandro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora