Capítulo 9

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Capítulo 9

Miryma se quedaba dormida de ratos en ese carruaje, pero estas últimas veces una pequeña punzada en el vientre la estaba levantando, la chica rogaba porque no fuera su periodo.

—¿Princesa se encuentra bien?— alarmado al verla pálida, la chica suspiro sintiendo otro cólico en el vientre.

—Me da mucha pena decir esto— toda roja de vergüenza Miryma — Creo que tendré el periodo, no sé si podrías decirle al que maneja el carruaje que se detenga para cambiarme y estar preparada—

—De hecho princesa, vamos a detenernos para descansar, ya que las aguas no son tan visibles durante la noche — la chica asintió, estaba temblando.

—El agua está helada aquí — comentó temblando, Axiles le tomó la mano y efectivamente estaba fría.

—Lo siento princesa, yo no puedo sentir este cambio tan brusco de temperatura— se estaba preocupando por ella, se sentó a lado de ella. Le dio su capa para que agarrara calor.

Miryma ya no estaba tan consciente pues recibir el cambio de temperatura y sus cólicos, la chica se recargó en el hombro de Axiles —Axiles yo...— con dificultad ya no veía nada, sintiéndose más liviana.

La princesa ya no pudo completar la frase porque cayó su peso al hombro de Axiles, el tomó el rostro de la chica.

—¿Miryma?— preocupado al ver que la chica no respondía, reviso su pulso y aun seguía presente.

Ordenó que se detuviera rápidamente el carruaje ¿Ahora que hacía? Nadie tenía contemplado que al tener corrientes heladas afectaría a la princesa.

Necesitaba calor —Ve nadando a Aktera y pide ayuda, dile al rey que la princesa esta sufriendo el cambio de temperatura — le ordeno Axiles al guardia, ambos sabían que este viaje en carruaje era por la princesa, sus piernas no estaban hechas para nadar muchos kilómetros.

La chica estaba temblando bajo la capa de Axiles, él no le quedó de otra se quito la armadura que tenía y se acercó a ella, se acosto a lado de ella.

Él olió ese perfume que desprendía su cabello y sonrió, la chica se acurrucó en sus brazos buscando calor. Miryma reposaba tranquilamente en los brazos de Axiles, él solo se quería reír, que irónico es esto.

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Miryma no estaba consiente del poder de la poción que había utilizado en el rey Akenatut y su estado hormonal.

Los súbditos más leales de Akenatut  trajeron a la princesa más rápidamente, pues los soldados de Aktera tenían bestias más rápidas, la dejaron en la habitación que el rey ya había asignado, la médica le había dado unas algas para aclimatarla a estas aguas.

Axiles se alivió de ver como Miryma le regresaba el color a las mejillas.

—¿Qué le ha pasado a la princesa?— la voz de Akenatut, hizo que la chica abriera los ojos.

—Un pequeño cambio de temperatura mi rey— era el médico, Akenatut asintió y se acercó a la chica, cuando le acarició el dorso de su mano, se le erizó la piel.

La chica maldecía en su interior se vio envuelta en su propio hechizo, Nhoa se lo había advertido.

—¿Miryma?— la chica reaccionó que el rey le estaba hablando.

—Perdón, Akenatut me siento apenada por las molestias que te cause— fue lo primero que pensó, Akenatut le sonrió.

—No es tu culpa hermosa, de cierto modo, estoy agradecido que vinieras antes, hace mucho que no nos vemos ¿No crees?— le acarició la mejilla, Miryma lo alejó sutilmente, dándose cuenta que soltó un suspiro inconsciente. —Pueden retirarse— le ordenó Akenatut a sus sirvientes —¿Estás en condiciones de caminar? para que conozcas el castillo, te llevaría al pueblo pero es muy de noche, prefiero que lo conozcas con luz de día.—

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