Capítulo 47 "El grito liberador"

42 8 1
                                    


Thiceus abrió las puertas del palacio por primera vez como el rey Thiceus, sin necesidad de esconderse, tenía una deuda pendiente con ese demonio.

En su mente pasó su hermanito, su querido hermano Ragnath, su amada Anely, sus gemelos crecieron separados, lejos de él.

Ahí estaba esa plaga, su mirada ya era totalmente roja, el cuerpo de Ragnath ya estaba en descomposición porque no estaba absorbiendo energía.

—Que bueno que mis hermanos, no están viendo esto, les mataría ver esto.— comentó Myrima tapándose la nariz, el olor era insoportable.

Thiceus con mucha rapidez nado hacia el demonio, Delta trataba de liberarse de agarre del legítimo rey.

—Debí haber acabado contigo, justo como lo hice con tu amada Anely, no sabes cómo goce el haber acabado con esa humana— se empezó a burlar.

Recibiendo por parte del Tritón, un golpe en la cara. Estaba tratando de controlar su enojo, lo más que podía, por qué sabía de qué si la miraba con su don, el demonio que estaba en el cuerpo de su hermano, iba a desaparecer para siempre.

Delta observó la sirena de cola negra, mirándolo con desdén, trataba de controlar sus sentimientos negativos.

Pero la Reina viuda recordó los últimos momentos de vida de su hermano mayor, su consejero, su confidente, Akmed.

El joven príncipe Akmed murió por un sueño, ver Imperio libre. También recordó todos esos cuerpos que encontraron en los túneles subterráneos, el rey Akenatut y muchas más personas.

Myrima desenvainó la espada de su hermano mayor, empuñándola con fuerza y con un coraje que sacó de la impotencia por la lucha.

Encajándole la espada al moribundo demonio, quien gritó con fuerza.

-Esto es por mi Akmed— dándole vuelta al empuñadura, causándole más dolor. Volvió a sacar la espada del cuerpo de Delta y se le encajó ahora en la cola, pronunciando con aún más enojo —Y esto es por matar al amor de mi vida —

Endel sabía que Myrima, iba a querer darle la estocada final al demonio. Marlen se lo había advertido, necesitaba detener esa acción.

-Entiendo tu dolor. Lamento tanto lo que le pasó a tu hermano y a tu amado. —evitando que volviera a quitarle la espada del cuerpo del demonio -pero necesitamos que los verdaderos expertos en demonios, nos ayuden. — con lágrimas, impotencia en los ojos, observó a su padre quien sentía las palabras que Endel decía.

-Mi niña, él tiene razón. No podemos dejarnos llevar por nuestros bajos instintos. Acuérdate que si no hacemos las cosas como deben de ser, esto podría volver a suceder—

En eso aparecieron dos figuras, ahí estaba Marshall el celador del inframundo acompañado de Noah.

El celador del inframundo observó a Delta, con una mirada llena de cólera, no podía creer que ese demonio hubiera causado tanto estragos en el fondo del mar.

Marshall, claro que conocía a Delta, fue uno de los demonios con el que peleó una de esas veces que fue expulsado de la ciudad celestial al inframundo.

Cuando él ocupó el cargo de celador del inframundo, lo buscó personalmente por todos los rincones, habidos y por haber del infierno, pero no lo encontró.

-Te dije que te iba volver a ver, ironías de la vida. La última vez que te vi yo estaba convaleciente y tú en pie y con todos tus poderes. Cuántos años tuvieron que haber pasado, pero el destino logró acomodarnos a los dos en nuestros respectivos lugares— con una sonrisa irónica, Noah conocía Marshall desde hace años como para saber que este es una de las ocasiones en los que realmente ve disfrutando el sufrimiento ajeno de una criatura como Delta.

Ambos comenzaron a hacer una plegaria, dejando a Delta en una esfera de magia, estaban comenzando a separar el alma del cuerpo.

Myrima estaba refugiada en los brazos de su padre, necesitaba calmarse, sus bebés, pateaban mucho.

-Esta pesadilla pronto se va a acabar. - le aseguro su padre. Pero Myrima tenía un presentimiento.

La mirada de Endel, la quería descifrar, pero no tenía buen aspecto.

—Ya dímelo Endel. — con el corazón en la mano, el arcángel se acercó a donde estaban los dos. —¿Ya no voy a ver a mi Axiles?—

—Marlen dijo que primero te concentrarás en tus bebés. — sacando unos regalos de su mochila. — si los quieres abrir, sabrás el sexo de tus bebés y los nombres que le pondrás. — Myrima tomó los regalos y los guardó.

—Muchas gracias, los abriré cuando mis hijos nazcan— Endel, no quería decir que sabía ya la respuesta de ella, porque su esposa se lo había adelantado.

-Respecto a lo de Axiles, tengo que decirte que si lo vas a ver, Marlen me mandó decir que no te desesperes, él va a volver a tu vida. —Fue una bocanada de aire en medio del fondo del mar, recibir esa noticia.— Vas a conocer realmente la naturaleza de ese hombre que tanto amas y y me pidió encarecidamente que te dijera que esta persona no es Axiles. — le dio la mano y ofrenciendole una sonrisa y un gesto de apoyo.

Myrima sabía a lo que se refería, él siempre ha sido un demonio, Si se lo iba a volver a encontrar. Lógicamente iba a conocer el porqué de su conversión demoniaca.

—Claro que para ver a Axiles su forma demoniaca original, te tengo que entrenar.— le explicó Marshall que me estaba escuchando la conversación entre la reina viuda de Aktera y Endel.

En lo que terminaba la plegaria de hacer la separación de cuerpos, Marshall no iba a dejar que delta regresara impune al inframundo.

Tenía que marcar autorizar como celador del inframundo y demostrar que si se rompen las reglas, hay castigos ejemplares.

Uno de los pocos castigos que Marshall no le gusta usar es la destrucción total del demonio.

—¿Por qué? — preguntó la embarazada con curiosidad.

Pero al ver cómo se separaba delta del cuerpo de Ragnath, se llevó las manos a la boca, porque escuchó el grito más horrible que había escuchado en su vida.

Los príncipes de Imperio que estaban terminando de limpiar el reino , al escuchar ese grito, se les eriza la piel. Pues habían que se trataba de Delta.

Con ese grito imperio liberó de una fuerte carga demoniaca que había estado cargando por años, que empezó con una ambición de un demonio.

Inició con la muerte de un inocente, un joven príncipe de Imperio, que que amaba profundamente a su hermano y a su tierra, nos estamos refiriendo al príncipe Ragnath.

La primera víctima de estos demonios, hoy por fin, después de más de 20 años, su cuerpo podría descansar en paz.

———————————————-
7/8 sigue el capítulo final.

Se que les prometí algunas escenas de Inferno, pero prefiero dejar los adelantos y todo, para el epílogo.

Está historia fue y ha sido un reto, muchos asuntos interpersonales, me llegaron en el intervalo de la invención, la he dejado por meses, pero aquí estoy nuevamente.

Regresando a hacer lo que tanto me apasiona en este mundo, como lo es escribir. No me queda más que agradecer a todos.

ImperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora