Capítulo 3

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El príncipe Akmed el primogénito de Ragnath, siempre había tenido curiosidad por lo que había mas allá de imperio. Soñaba con ver más allá del agua, el hecho de tener una hermana, lo colmaba de felicidad y el cumplir su sueño de conocer el mundo terrenal, lo llenaba aún más de gozo.

Iba caminando por las calles donde vivía su hermana menor, se sentía más cómodo pasar por desapercibido, estaba haciendo algo tan simple como pasar por ella después de sus clases.

Había acompañado a Andrea varias veces, ahora podía ir solo, caminar no le molestaba para nada.

Diviso a su hermana, entre un montón de humanos de su edad, saliendo de la escuela, pero algo le pareció diferente iba de la mano de otro humano. "¿Es su pareja" no creía que su hermana hubiera conseguido a su pareja destinada tan joven.

Sus pensamientos se detuvieron cuando vio que el humano se estaba acercando de más a ella.
Akmed vio claramente como ese humano tomó por sorpresa a su hermana y la beso. La chica lucia incomoda.

Al separarse la chica vio a su hermano mayor, ella se despidió rápidamente del hombre y fue corriendo con Akmed.

—¿Desde cuando estabas aquí?— le pregunto la chica a su hermano.

—Mi hermosa hermana — la abrazo con tanto cariño y la beso en la frente — lo suficiente para ver que salías de la mano de ese humano y la muestra de cariño que se dieron —la chica suspiro y sonrió, su hermano Akmed, era su adoración, nunca la juzgaba, simplemente era un ser tan puro y noble. 

Ambos iban caminando a la casa de Andrea, cuando cruzaron un parque donde la chica se sentó en la banca a Miryma, se le aguaron los ojos y soltó un suspiro, le tenía tanta confianza al joven heredero de la corona de Imperio.

Akmed comprendió a su pequeña hermana, era mitad humana así que tenía sentimientos más descontrolados, consoló a su pequeña hermana en su primer corazón roto.

—Has lo que te dicte tu corazón— le dijo Akmed después de escucharla—solo se coherente con lo qué haces y sientes, yo estaré aquí apoyándote cualquier cosa, si tengo que regañarte, lo haré por que te quiero hermanita y te quiero ver bien.— le aseguro con una sonrisa, limpiándole las lágrimas — ahora te lo dire con todo el amor del mundo, se coherente con lo que sientes, no estes con un humano por presión social, le hubieras dicho que no cuando te pregunto frente a todos sobre salir, tú tienes el corazón roto, necesitas sanar sola— no podía creer que su hermanita se había enamorado de un humano de su clase, de esos primeros amores inocentes.

La chica asintió, limpiándose las lágrimas.

—Te quiero hermano— le dijo después de un rato de meditar y se levantó — ¿Has ido al cine?— Akmed negó

—No he podido — dijo con una sonrisa, la chica lo tomó de la mano.

—Vamos a que conozcas — la emoción del príncipe Akmed, se la contagió a Myrima.

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Existía una vieja tradición, cuando los hijos del rey cumplían 20 años, eran enviados a una zona de Imperio para cuidarla y rendirle cuentas al rey.

Ahorita los príncipes Akmed y Bander tenían ya sus zonas asignadas. El rey ya había decidido todas las zonas para sus herederos, pero sus generales aún no sabían el destino de la princesa Miryma, que zona gorbernaria.

Hoy era un día especial, tenían una visita real, con uno de los pueblos que es aliado Imperio.

Las damas del palacio, arreglaron a Miryma, con un vestido largo color verde que cubría sus pies y su corona que hacía juego.

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