La chica se levantó y observó la hamaca vacía, Axiles se había levantado antes que ella.Observó sus cosas en la mochila y un pedazo de tela grande y una cuerda. Miryma logró improvisar un vestido.
Ese primer día, la chica no logró hablar con Axiles, pues él estaba en el timón. Pero si logro pasar tiempo con los nómadas.
La chica se fue a sentar en una parte de la cubierta para poder dibujar los animales que empezaba a ver.
—Te voy a llevar a un lugar donde hay más criaturas que puedas dibujar— la chica se volteo y vio a Axiles. No había notado que el barco se había detenido.
—Me encantaría— cerró su libreta y se levantó.
Todos los nómadas veían asombrados como su capitán era cordial con Miryma, ambos bajaron del barco, estaban en un banco de arena un poco más claro.
—¿Qué haces Miryma? — preguntó Axiles viendo a la chica nadar.
—No me traje mis botas y tengo miedo de cortarme con un coral o encontrar esas algas que me causan alergia— Axiles negó.
—Ven, súbete a mi espalda, te vas a cansar así — la chica asintió, se subió a su espalda cruzando sus piernas en la cintura de Axiles, sosteniéndose de sus hombros.
—Gracias Axiles— causándole una sonrisa—¿Porque no trajiste una espada o algo para protegerte?— preguntaba Miryma con curiosidad.
—No hace falta, el sonido de las cucarachas marinas repele a la gran mayoría criaturas— la chica asentía.
Ambos llegaron a una cueva submarina, donde había especies pequeñas que la chica no dudó en dibujar, incluso había cucarachas marinas, viendo sus patitas muy finas.
—¿Duelen? — pregunto Miryma con sana curiosidad a un Axiles que estaba sumido en sus pensamientos, no entendía que estaba peguntando, pero cuando la chica señaló a las cucarachas marinas que tenía pegadas, asintió.
—Es como si tuvieras agujas clavadas, pero te acostumbras con el tiempo— la chica lo abrazo más— créeme que intente quitarme esta criatura, pero no puedo, intente ir con brujas marinas—
—Quizás mi ángel de la guarda nos puede ayudar— Axiles negó.
—No creo que pueda hacer nada, es algo que tengo y—al ver la mirada de Miryma se interrumpió— ¿De que serviría Miryma? Ya nada me une a imperio— la chica lo golpeó en el hombro.
—Axiles tantos años tienes esta cosa que crees que es normal sentir dolor diario— trataba de hacerlo entrar en razón.
—El dolor de las cucarachas Marinas, es mínimo con el dolor que tengo en el alma desde que supe que te casaste— la miraba roja volvió.
—Axiles — tratando de hacerlo entrar en razón — ese ser está usando ese dolor para volverse más poderoso—
—Miryma alejate no te quiero causar daño— se trataba de alejar, hasta que topo con pared.
—Ultima vez que te hago caso en eso, no me vuelvo a alejar de ti— se acercó acariciando le la mejilla. — Es ese dolor que sientes lo que te hizo alejarte de Imperio, ese dolor de creer que eres un monstruo, te alejo de mí— con la voz temblando— Yo te conozco realmente Axiles, se que serias incapaz de hacer daño —la chica estaba tan cerca de sus labios, él que no dudo ni un segundo, la beso.
La chica sintió que tocó el paraíso, pero luego recordó que estaba casada, Akenatut no se merecía eso.
Lo interrumpió una voz que venía agitada — ¡Capitán! Otros nómadas están atacando el barco.— separándose rápidamente ambos.

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Imperio
Fantasy-Okey cuéntame, ¿quién es esa niña y como la puedo ayudar?-preguntaba Ainhoa Weisz viendo que su amigo estaba serio. -Ella es hija de un buen amigo mío- con una sonrisa de lado, mirando con nostalgia a La Niña.- la adoptaron aquí en la tierra su no...