Capítulo 33

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—¿Estás segura de lo que me estás diciendo?— preguntaba Axiles y ella asintió.—Es que se me hace muy poco creíble que esas visiones sean la realidad— Miryma había omitido ciertos detalles, como lo de su futuro embarazo.

—Marlen las confirmó, estaba en la fosa más profunda Del Mar donde conectaba con los demonios que ven el futuro—ya estaban ambos en el despacho de Axiles, ella sentada tranquilamente y él dando vueltas por el despacho como loco — es posible que cuando mi padre te mando a explorar, un demonio se adherio a tu cuerpo— Axiles se acercó a la silla de ella y la miró a los ojos.

—Miryma no creo que esto se vaya de mí— con dolor en la mirada — por eso me aleje de ti— ella le acarició el rostro.

—No debiste de alejarte de mí, juntos pudimos haber encontrado una solución — la nobleza de Miryma hizo que derritiera ese caparazón duro de Axiles.

—Tenía tanto miedo a hacerte daño, preferí irme para mantenerte segura— la chica negó, se levantó de la silla.

—Te espero ese día, Axiles. Respetaré cualquier decisión que tomes, entenderé que quieras continuar con tus nómadas, lo mío es al—Ahora fue Axiles quien la interrumpió con un beso, ese beso que fue bien recibido.

Para aquellas almas gemelas que se aman, el tiempo parecía detenerse, tenían tanto tiempo lejos que no dudaron en quedarse sin aliento en ese beso.

—¿Cómo crees que te dejare sola en esto mi amor? — con una sonrisa al separarse de ese beso — Además yo soy el más interesado de alejarte de las garras de ese imbecil— la chica sonrojada asintió.

Tres días después, Miryma que estaba mirando el mar, era muy temprano en la mañana, vio como de entre los primeros rayos de Sol aparecía una figura que emergía del agua. Ahí estaba Axiles en su forma nueva, hasta que empezó a tocar la superficie y empezó a parecerse al hombre que quería.

Sin contenerse la emoción fue corriendo a alcanzarlo en la playa, abalanzándose sobre él. Cayendo al agua ambos.

—Miryma aún no tengo piernas, no te pude sostener — entre olas, la chica negó y lo beso.

—No me importa, estoy feliz de que estés aquí- ambos sonrieron y se volvieron a besar. 

Ambos se sentían libres a pesar de las circunstancias, hasta que Axiles empezó a sentir que los besos estaban escalando muy rápido, se separó de Miryma pues sus piernas empezaban a hacerse presente y no precisamente para caminar en la tierra.

—Andando Miryma, nos esperan— se excusó, Miryma se sonrojo entendiendo la situación.

—Bueno, tienes razón — ambos salieron Del Mar y ahí fue cuando aparecieron dos figuras angelicales era el supremo líder y uno de sus soldados.

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-Miryma necesito que te calmes— era Marlen trayéndole agua — Esta mi esposo y mi suegro ahí tratando de quitarle ese demonio a tu Axiles— la chica que estaba caminando en la oficina del supremo líder como loca, se detuvo.

—Tienes razón, ademas si estamos lejos Del Mar y con mucha influencia angelical -Marlén la abrazo y la consoló.

—Exacto, así no le quitamos su naturaleza a Axiles... oye ¿cómo vas con ese plan que empezaste a hacer con Nanyloh?— le preguntó la demonia casualmente.

—¿Cómo sabes del plan? Olvídalo— al ver la cara de Marlén— a veces se me olvida que eras mitad demonio que ve el futuro— suspiro y le sonrió — bien, ya estoy haciendo quedar mal a "Akenatut" frente a Ragnath que en realidad es Delta.— con asco — mande una carta a imperio diciéndole al rey que las cosas con Akenatut no iban bien y que me fui a la tierra a calmarme—

—Ese Delta, te ama de una manera tan obsesiva — con algo de repudio haciendo que a Miryma le dieran escalofríos — que no soporta la situación qué pasa entre tu y "Akenatut"—

—Ni me lo menciones, eso me perturba mucho— comentó Miryma— ¿Sabes que demonio es?—

—Me temo que no puedo verlos del todo, ya que se mezclan tanto con la esencia del cuerpo de la víctima que se vuelven algo indivisibles de ver... por eso no había detectado nada raro con el rey Ragnath o Akenatut—  Marlen trajo la inyección.

—Acuérdate que soy humana, rebájale a la dosis, no quiero alas, muy apenas puedo con mis piernas y mi cola que a veces sale — Marlén asintió.

—No te preocupes ajuste la dosis a la mitad— antes de inyectarla — estoy preparando las dosis para que les pongas la inyección a tus hermanos, padre y mejor amigo.— Marlen se puso seria— necesito que entiendas que Ragnath y Akenatut murieron desde el segundo que fueron poseídos—

En eso se abrió la puerta era el rey Adrew de Aquifer  y Endel con una sonrisa, padre e hijo trabajando juntos.

—Logramos quitarle ese demonio -comentó Endel con una sonrisa, devolviéndole la calma a Miryma—está algo débil así que lo llevamos a una de las habitaciones con tina, pues el agua lo ayuda a reponerse. — Miryma estaba que lloraba de felicidad.

—Se los agradezco demasiado— de todo corazón hablaba Miryma.

—Un placer ayudarla Reina Miryma, ha traído tantas cosas buenas a los pueblos que quise devolverle algo de alegría— de manera formal Adrew, la chica le sonrió. Endel le indicó dónde estaba Axiles.

Cuando la chica abrió la puerta de la habitación, lo vio, se acercó y se quedó en la orilla de la tina viendo a su Axiles.

Su rostro iluminado con la poca luz lunar que atravesaba la ventana, podía ver que estaba dormido, su cola sin esas molestas cucarachas Marinas, flotaba libremente.

<<Es hermoso>> pensaba Miryma.

—¿Desde cuando estás aquí?— preguntaba Axiles con una sonrisa, sacándola de sus pensamientos acercándose rápidamente a la orilla —¿Eres tú Miryma? O es un sueño y todavía continuo curándome — pregunto acariciandole el rostro.

—No es un sueño mi amor, es real — le acarició el rostro, Axiles tomó las manos de ella y las beso.

—Te amo Miryma, te amo demasiado— juntando sus frentes, con una sonrisa feliz.

—También te amo Axiles—ambos sonrieron y se empezaron a acercar poco a poco.

Para después besarla en los labios, ella terminó adentro de la bañera con él.

Algunos eventos no podían evitarse, el eclipse lunar estaba ocurriendo esa noche, pero ellos no estaban bajo el hechizo de la Luna.

Ambos estaban bajo el hechizo de su amor, solo ellos y esa habitación fueron testigos de todo lo que ocurrió esa noche.

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