Capitulo 41 "Te descubri"

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Axiles miraba con una sonrisa disimulada a Myrima que estaba platicando con sus hermanos, la joven reina embarazada miraba con disimulo al padre de sus hijos.

Ella empezó a sonrojarse, la reina de Aktera había identificado ya en la mirada azulada de Axiles, ahí estaba el destello del hombre que ama.

—Bueno, iré a caminar el olor a pescado de la sala, me está calando — Bander la miró ofendido. Ceti se había ido temprano a su reino, solo quedaba Bander y los gemelos.

—Te dije que salí a nadar por todo el reino— Zilian le lanzó una servilleta de tela a su hermano.

—La verdad, si apestas hermanito —Causando la risa de Myrima—y que bueno que Myrima te lo dijo, porque estás náuseas — se veía pálido el príncipe —a la otra, me llevas con tu médico de la tierra quiero explicación lógica de porque yo tengo estos síntomas también — tomando agua tratando de calmarse.

—Es lógico, somos gemelos— le dijo como si nada Myrima, levantándose también estaba pálida. Pero no tanto como su hermano —iré a caminar, enserio apestas— Bander suspiró.

—Axiles, acompáñala no quiero que mi hermana se caiga o algo—. El heredero al trono de Imperio le sonrió a su mejor amigo y volvió a comer.

—Si Bander— con esa voz, hizo que Miryma le volviera el color al rostro.

A Myrima se le empezó a acelerar el corazón, cuando Axiles se acercó a ella.

Ambos se fueron caminando, ella adelante de él. Cuando ya estaban lejos de los pasillos principales, Miryma se detuvo.

Se giró para ver a su amado, con una sonrisa vio en esa mirada, aquel destello rojizo.

—¿Sabes?— le acarició la mejilla — hay algo que logre identificar desde que se toda la verdad, tienes un destello rojo— con una sonrisa, Axiles le acariciaba la mejilla — es casi imperceptible, pero yo lo noto— Axiles le sonrió.

—No entiendo como te enamoraste de mí y puedes ver algo en mi interior, mi amor — le dio un beso en la mejilla, la chica sonrió sintiéndolo — pero tu amor, me hace ser una mejor persona, no solo para ti, sino también para nuestros hijos— la chica le acarició el rostro, empezando a acercarse a ella.

—Mi amor, me encanta hablar contigo, pero ahora por favor, dame un beso, que desde en la mañana, quiero un beso tuyo— la mirada brillosa de Miryma, le derritió el corazón a Askiel.

Así fue como aquel demonio, que ahora se llamaba Askiel, volvió a probar el cielo, porque en los labios de Myrima, el podría vivir.

—Te amo, te amo Askiel — entre besos, él la guió entre besos.

—Yo más, mi reina— tomándola en sus brazos— que conveniente que decidiste caminar por aquí -le dijo con una sonrisa besando su cuello —Al final del pasillo está mi cuarto—

-La vida está llena de casualidades ¿no crees?— Askiel la cargó en sus brazos y la condujo al final del pasillo — no creas que presione a mi hermano Ceti, para que me dijera dónde estaba la habitación tuya— con una sonrisa.

—Yo creo que por eso, tus hermanos ya deben sospechar lo nuestro, cosa que no me molesta en absoluto— besándole el cuello. Perdiéndose entre la suavidad del mismo.

—Me encantaría gritarles a los dos reinos, que nos amamos — cuando la cola del tritón se transformó en dos piernas, no dudo en colgarse en su cintura, mientras se seguían besando con intensidad.

[....]

—¿Estás bien?— le preguntó Myrima a su lado, viendo como Axiles la mirada con mucha atención.

—Demasiado bien— abrazándola, refugiándose en el hueco del cuello de ella — es que eres demasiado hermosa, la madre de mis bebés, espero que se parezcan a ti- le comentó con una sonrisa.

A Axiles le hacía mucha ilusión ser padre, dejando de lado su naturaleza, ese era un sueño que tenía guardado desde que era humano.

—A ti o a mí — le dijo sintiéndose reconfortada por la cercanía de Axiles —¿Recuerdas cómo eras de humano?— le preguntó con tranquilidad.

—No mucho, solo recuerdo que era alto, usaba lentes, lo recuerdo por el dolor que me causaba usar los lentes en mis oídos y en el puente de la nariz— Axiles frunció el ceño, tratando de recordar más— no recuerdo mucho, son cosas muy vagas. No recuerdo mucho como terminé yendo al infierno — Miryma se dio la vuelta y lo abrazó.

—No te veo esencialmente malo— le explicó Myrima, Axiles negó.

—Yo te odiaba Myrima, esa noche que volviste que tuvimos nuestro primer encuentro. No iba a tener contemplaciones contigo — miraba dolor en la mirada de Axiles.

—Pero no pasó Axiles, ahora estás aquí el destino te trajo a mi, formaremos una hermosa familia los 4– tratando de reconfortarlo— tú sabes que yo te puedo escuchar, no te voy a juzgar, las acciones de tu pasado, no te definen ahora—

—Gracias, mi amor— besándole ambas manos para terminar con uno en la mejilla — esta noche prometo ir a Aktera y contarte todo lo que sé de mi vida como humano y mi vida como demonio—

—Te estaré esperando como siempre con la ventana abierta— ambos se levantaron con cuidado, comenzando a vestirse, vio a Miryma sentaba en la orilla de la cama a medio vestir, se acercó a donde estaba y se puso de rodillas frente a ella.

—Ahí estaré— le prometió Axiles, le acarició con cuidado el vientre — hijos, cuiden a mamá, los amo demasiado— para darle un beso en el apenas abultado vientre de Myrima.

—Te amo— lo beso, antes de salir de ese cuarto para volver a ser ante Imperio la reina Myrima de Aktera y Axiles la mano derecha del príncipe heredero de Imperio.

.....

Esa noche, Myrima leía un libro, mientras esperaba a su amado, estaba nerviosa y ansiosa por conocer su pasado.

Sin saber que en Imperio, el rey Ragnath veía el cuerpo de Axiles a medio morir, lo había descubierto.

—¿Creíste que no me iba a dar cuenta de ti?— preguntaba viendo al pobre tritón que yacía dando su mejor esfuerzo por salir, pero no podía, los demonios de Delta lo tenían contra el piso, llevándose la energía vital de su cuerpo.

—Suéltame— Axiles pensaba en su Myrima, lo necesitaba, sus gemelos. Pero cada que intentaba escapar sentía su cuerpo quemarse vivo.

—No ha dicho ni una palabra Delta, no sabemos si tiene más amigos demoniacos aquí— le dijo uno de sus secuaces demoniacos, al que solía ser el rey Ragnath.

— Una lástima, pudimos aplastar Imperio juntos, carcomerlo poco a poco— le explicó con falsa empatía.

—Nunca estaré de tu lado— entre más hablaba, más difícil le era retener las palabras, estaba muriendo, lo sabía, no quería morir.

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1/8 maratón. Mañana publico el siguiente.
He vueltoo! Gracias por tenerle cariño a esta historia, muchas gracias

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