El martes por la mañana me apresuro a salir pronto de casa, dejo a Sophie en el colegio y me dirijo al bar a toda prisa. Mi estado de nervios me está consumiendo por dentro, no solo por el reencuentro con Álex, sino también por el deseo de contarle todo lo que ha ocurrido la semana pasada. Sé que él confía plenamente en mí y que jamás cuestionaría mis decisiones, pero cuando se trata de pagar cuentas, discutir con los proveedores o exigir soluciones rápidas, a veces no se me da tan bien como quisiera.
Sin ir más lejos, uno de los principales problemas ha sido una cañería rota en uno de los baños. Me vi obligada a llamar al fontanero unas siete veces, porque no se personaba de inmediato, y a nosotros nos urgía tenerlo solucionado cuanto antes. Si a eso le sumamos los quebraderos de cabeza por un pedido de bebidas que venía mal y por la pelea que iniciaron unos chavales a los que se les había ido la mano con el consumo de alcohol, puedo decir que mi experiencia como suplente del jefe fue muy satisfactoria.
Tal como lo imaginaba, soy la primera en llegar. Levanto la persiana, enciendo las luces, quito la alarma y me dispongo a abrir la caja mientras aguardo pacientemente la llegada del resto. Lucas es quien lo hace primero, seguido por Laila, a quien me sorprende ver a estas horas.
—He venido por pedido expreso de Álex —puntualiza al notar mi desconcierto.
Unos minutos más tarde, la puerta se abre y aparece el aludido, acompañado de un hombre joven, musculoso y de su misma estatura.
—Hola a todos.
—Hola, Álex —respondemos a la vez, sin dejar de mirar al tío que lo secunda. Este se quita las gafas de sol Ray Ban y entonces caigo en la cuenta de quién es.
Madre mía de mi vida.
—En primer lugar, os quiero agradecer el enorme esfuerzo que habéis hecho esta semana en mi ausencia. Se ha tratado de una situación excepcional, que espero no se repita. —Mira a su derecha, lanzándole una advertencia al hombre en cuestión—. Ya estoy aquí de vuelta y eso es lo importante.
Los tres asentimos en silencio, animándolo a continuar.
—En segundo lugar, os quiero presentar a mi hermano, Demyan. Formará parte de la plantilla a partir de ahora como camarero y ayudará también en las tareas de cocina cuando sea necesario.
Los ojos del susodicho se abren de par en par, escrutando a Álex como si hubiese dicho la mayor sandez del mundo mundial. Laila me mira de reojo, Lucas también y yo esbozo una especie de sonrisa forzada que Álex interpreta como buenamente puede.
—Demyan, ellos serán tus compañeros. Falta uno, Kenner; trabaja en el turno de tarde. —El hermano de Álex achina los ojos tratando de adivinar nuestros pensamientos—. El resto son Laila, la cocinera. Lucas es uno de los camareros. —Mi compañero levanta la mano—. Y ella es Nora; será tu encargada.
—Hola, jefa —me dice con una mueca ladina, dando un paso al frente.
—Llámame Nora —lo corrijo de inmediato.
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Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3
RomanceDos rayas rosas pueden cambiar tu vida para siempre, y Nora lo sabe mejor que nadie. Porque cuando la prueba de embarazo resulta positiva, se convence de que su vida dará un giro de ciento ochenta grados. Álex se ha forjado un futuro lejos de su pa...