La alarma suena a las seis y media. Me despierto abriendo los ojos de repente y la apago estirando el brazo.
No. No estoy sola en mi cama como cada mañana. Un cuerpo cálido y firme me abraza por detrás. Siento la respiración de Álex y aquello solo consigue estremecerme.
Un pensamiento fugaz me asalta de repente. Sophie. No oigo ruidos fuera de mi habitación, lo cual es una buena señal. Seguramente todavía duerma y no se haya enterado de nada. Permanezco quieta, no porque esté asustada ni preocupada, sino porque la sensación de tener a Álex rodeándome es más de lo que podría imaginar.
Cuando me quiero dar cuenta, una enorme sonrisa abarca mi rostro. Imágenes de lo vivido anoche me asaltan, provocando que me ruborice en el acto.
Álex practicando sexo oral conmigo.
Álex arrancándome un orgasmo.
Álex succionando mis pechos.
Álex penetrándome.
Álex alcanzando el clímax.
Álex gimiendo.
Álex...
—Hola. —Su voz grave me llega desde atrás, acompañada de un beso en la nuca que me obliga a cerrar los ojos, abandonándome al placer de tenerlo así conmigo.
—Buenos días. —Tiemblo al sentir su mano colándose entre mis piernas.
Me duele todo. Sería una tonta si no lo admitiese, porque después de hacerlo por primera vez, le siguió otra más. No tengo idea la hora que era, ya nos habíamos dormido, pero él me despertó a base de besos y caricias con la intención de repetir. Y... Dios... fue increíble. Si la anterior había cubierto todas mis expectativas, esta última fue mucho más. Recordar cómo apresó mis muñecas por encima de mi cabeza mientras me lo hacía, excitándome de una manera que nunca nadie había conseguido antes, me catapulta a otra dimensión.
—Tenemos que abrir el bar —murmuro sintiendo sus dedos descubrir la humedad que comienza a notarse entre mis muslos y la dureza de su miembro apretando mi trasero—. Álex... —Gimo pegándome más a él cuando sus labios rozan mi oreja.
—Soy el jefe. Me importa una mierda abrir más tarde. Lucas tiene llave, que se apañe.
Se frota insistentemente y sus jadeos aumentan cuando retuerce mis pechos con la punta de los dedos de su otra mano.
—Para...
—No. Me pones muy loco, Nora. No me pidas que deje de tocarte, porque es imposible —suplica con voz ronca—. Joder... estoy muy duro. Quiero hacértelo así.
—Tengo que levantar a Sophie para ir al cole... —Suspiro pasando mi brazo hacia atrás para empujar sus nalgas un poco más.
—No tardaré mucho, te lo prometo —susurra en mi oído y hasta adivino que sonríe mientras besa mi piel expuesta.
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Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3
RomanceDos rayas rosas pueden cambiar tu vida para siempre, y Nora lo sabe mejor que nadie. Porque cuando la prueba de embarazo resulta positiva, se convence de que su vida dará un giro de ciento ochenta grados. Álex se ha forjado un futuro lejos de su pa...