—¿Lo has conseguido? —pregunta Corine a mis espaldas.
—Sí, Álex me dejó su tarjeta. Ya está todo listo.
Se inclina, dándome un beso en el cuello mientras pasa sus manos por delante. La atraigo hacia mí, sentándola en mi regazo, a la vez que cierro el portátil y me aparto del escritorio.
Contemplo el colgante que luce en su cuello, aquel que le regalé la primera noche que la invité a cenar formalmente. Fue después de volver de Los Ángeles. Ya no tenía dudas, ella era la elegida.
No sé por qué tardé tanto en decidirme a dárselo. Supongo que el temor a ser rechazado todavía permanecía oculto en algún recoveco de mi oscuro corazón. No le estaba proponiendo nada, pero a la vez todo. «Quédate conmigo» era lo que aquella pieza de oro gritaba en mi nombre. Imposible olvidar su cara cuando abrió la caja de Tiffany descubriendo el regalo: una nota musical. Un símbolo que dice tanto de nosotros...
—Yo te habría escogido una joya anal, pero Nora no me lo iba a permitir —confesé y se giró, constatando si alguien había escuchado semejante barbaridad. Sí, una dulce viejecita se había quedado con la boca abierta, pero no le gruñí. Debo confesar que ya me tienen amaestrado por casa.
Corine me pidió que se lo colocara, así que me puse de pie cumpliendo con mi papel de novio comprometido con la causa. No podía dejar de admirar el resultado final. Una puta maravilla. Parecía que algún orfebre experimentado lo había creado justo para ella.
—Es increíble lo que alguien puede hacer por amor —argumenta, devolviéndome al presente.
—Mi hermano está chalado.
Corine se ríe, meneando la cabeza con gesto reprobatorio.
—Está loco por Nora, que es distinto. ¿Cuántos días faltan para el cumpleaños de Sophie?
—Es este sábado. Álex ha decidido cerrar el pub para que todos podamos ir.
Ante su mutismo, decido ser un pelín cabrón y hacerla sufrir un poco. Sé lo que está pasando por su cabeza ahora mismo y me muero por ver su cara cuando le proponga lo que he estado reflexionando todos estos días. Sí, porque no creáis que ha sido fácil asumir que esta mujer me tiene agarrado por los huevos, que ya no hay otra que quiera meter en mi cama y que me sacará lo que quiera y más. Estoy seguro.
—Os lo pasaréis genial —acota con una leve sonrisa. Continúo callado. Estoy disfrutando como un niño—. ¿Qué?
—Tú también estás invitada.
Achina los ojos, me estudia como quien intenta encontrarle el truco a una broma de mal gusto, pero al darse cuenta de que no hay treta, eleva la comisura de sus labios con socarronería. Será astuta.
—¿Y tú quieres que vaya?
—Si no me queda otra opción...
Enfadada, se levanta de un salto, pero yo soy más rápido y la atrapo por la muñeca. La siento otra vez entre mis piernas, dedicándole una mueca sexy que le arranca una sonrisa disimulada. Soy un engreído, qué le vamos a hacer.
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Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3
RomanceDos rayas rosas pueden cambiar tu vida para siempre, y Nora lo sabe mejor que nadie. Porque cuando la prueba de embarazo resulta positiva, se convence de que su vida dará un giro de ciento ochenta grados. Álex se ha forjado un futuro lejos de su pa...