Me levanto de la cama y me pongo los bóxers mientras contemplo dormir a Corine. Los gemidos que me ha regalado anoche todavía reverberan en mi cabeza. Al darme cuenta, una sonrisa se dibuja en mi rostro. No sé exactamente qué es esto que siento desde que comenzamos a acostarnos, pero que algo ha cambiado, es evidente.
Y es raro de cojones, porque ella no me ha dado indicios de que lo que compartimos sea algo más que sexo. La dinámica entre nosotros se resume a pasar juntos unas cuantas noches esporádicas después de verla actuar en el pub de Gene. La busco, ella responde y acabamos enredados en las sábanas de su habitación, practicando sexo salvaje y desinhibido.
Porque, joder... Vaya que le gusta experimentar. Y eso a mí me encanta y me pone loco a partes iguales. Si la empotro contra la pared le excita; si le como el coño a lo bestia, le fascina; si la penetro por detrás, me pide más... Hostias con Corine. Ha sido todo un descubrimiento.
—¿Te vas a quedar ahí mirándome como un pasmarote? —pregunta desperezándose con una sonrisa que le borraría valiéndome de unos cuantos besos atrevidos.
—Ya me iba.
—¿El deber te llama?
—No. Es pronto todavía para entrar a trabajar, pero quiero pasarme por el bar para hablar con Nora. Este sábado tocamos en el pub que te comenté y hay que hacerle algunos arreglos al repertorio.
—Os haréis famosos.
—Puede, aunque aún falta mucho para eso.
—¿Seguirás acostándote conmigo cuando salgas en las portadas de las revistas?
Sonrío y me acerco a ella, aunque su seriedad repentina me descoloca.
—¿Qué ocurre?
—Creo que... es mejor que te vayas. Llegarás tarde.
Se cubre con la sábana, observando la ventana de su cuarto sin más que decir. No sé qué significa, pero tampoco me quedo para averiguarlo. Yo también tengo mucho en qué pensar.
Abandono su piso, camino rumbo al Poltava's, y al llegar, me encuentro con Nora atendiendo unos clientes.
—Hola, jefa.
—Hola, Demyan.
Mal asunto. No me ha corregido ni me ha mandado a hacer puñetas. Aquí ocurre algo.
—¿Qué hizo ahora?
Nora alza la vista, rodea la barra dejando a Lucas a cargo, y me sujeta de la camiseta, metiéndome en el almacén con ella.
—¿Ahora sí quieres que te haga guarradas? —inquiero cuando cierra la puerta. Me taladra con la mirada y no puedo evitar reírme. Es que es tan inocente... —. Venga, confiesa.
—Tu hermano quiere, bueno... él...
—Joderte.
—¿Puedes dejar de ser tan bruto?
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Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3
RomanceDos rayas rosas pueden cambiar tu vida para siempre, y Nora lo sabe mejor que nadie. Porque cuando la prueba de embarazo resulta positiva, se convence de que su vida dará un giro de ciento ochenta grados. Álex se ha forjado un futuro lejos de su pa...