Capítulo 26

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Salgo de Poltava's a la una de la madrugada

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Salgo de Poltava's a la una de la madrugada. Teóricamente, entre semana cerramos a las doce y media, cosa que jamás se cumple. Los borrachos de siempre nos dan trabajo y, entre que los echamos y terminamos de recoger, salimos siempre a las tantas.

Hoy he quedado con Corine. Terminaba pronto en el bar de Gene y ha prometido esperarme allí. Álex se ha quedado conmigo y después se ha marchado a su piso. Ha pasado el día metido en su despacho resolviendo diversos asuntos y también nos ha ayudado por la tarde. A veces pienso que le dedica demasiadas horas a su negocio, debería plantearse parar un poco. Delegar siempre ha sido misión imposible para él. Su perfeccionismo le hace estar siempre presente, cosa que acabará pasándole factura algún día. Me alegra que Nora comparta mi opinión y sé que hará un gran trabajo abriéndole los ojos.

Sonrío cuando me encuentro a Corine esperándome en la puerta.

—Hola, guapo.

—Hola, nena. Estás preciosa hoy.

«¿De dónde mierda salen esos cumplidos? ¿Desde cuándo Demyan Kovalev piropea a alguien?». Debo estar volviéndome imbécil. Acudir a una joyería y comprar un regalo para la mujer que pretendo conquistar, obviamente está afectándome más de lo que debería.

—¿Qué quieres hacer? —pregunta metiendo las manos los bolsillos de su chaqueta.

—¿Te apetece andar?

Con un movimiento de cabeza me lo confirma, por lo que emprendemos la caminata. Las luces de Nueva York lo inundan todo. El ruido de los coches, la gente que camina en todas las direcciones, las pantallas gigantes de los edificios... Dicen que es la ciudad que nunca duerme, y qué razón tienen.

Nos topamos con un puesto de comida rápida, así que, atentos a nuestras costumbres, pedimos un perrito caliente y un refresco para cada uno. Ni yo ni ella hemos cenado, pero no parece importarle en exceso a mi acompañante, quien se encuentra muy a gusto.

Nos sentamos en un banco que encontramos en una zona un poco más tranquila. Corine permanece callada, aunque no deja de hincarle el diente a su hot dog, el cual le han preparado espacialmente con una de esas salchichas veganas que tanto le gustan.

—Mola, ¿eh?

—Está bueno —admite esbozando una sonrisa.

No sé por dónde iniciar la conversación, hasta que recuerdo las palabras de Nora, «Técnicas de distracción», y se me prende la lamparita.

—¿Sabías que fue a comienzos del siglo XX cuando la salchicha Frankfurter llegó a Estados Unidos y un vendedor de bocadillos la popularizó creando el primer perrito caliente?

Corine me dedica una mirada curiosa y sé que tengo toda su atención.

—Empezaron comercializándolo en los partidos de fútbol americano y de béisbol en esta misma ciudad.

Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora