Capítulo 2

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Sophie me observa con sus ojazos bien abiertos, ocultos detrás de sus minúsculas gafas

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Sophie me observa con sus ojazos bien abiertos, ocultos detrás de sus minúsculas gafas. Cada vez que me mira de esa manera, me acuerdo de la primera vez que lo hizo mientras la sostenía en mis brazos, y de eso han pasado ya casi ocho años.

Una enorme trenza le cuelga por un lado, aunque a ella parece no importarle mucho que la peluca rubia de Rapunzel se le esté llenado de migas.

—¿Te gusta?

—¡Quiero más! —exige mientras paladea la última cucharada del brownie que se ha pedido de postre.

—No, Sophie. Basta. Te dolerá la tripa si comes tanto dulce.

—Pero, mami...

—He dicho que no hay más chocolate por esta noche.

La peque expresa una mueca pícara, dejándose caer hacia atrás en la silla.

—Vale, pero Álex me prometió un helado.

—El brownie tenía helado de vainilla. Ya te lo has comido todo —le aclaro, ocultándome para no reír frente a ella.

—Eso es trampa, Álex. Se supone que me comprarías uno de cucurucho.

—Sophie, para ya —la regaña Nora, apoyándole la mano en el brazo a modo de advertencia.

—Si quieres, mañana te llevo a la heladería, y problema resuelto.

—No tienes que darle todos los gustos, Álex —añade ella meneando la cabeza.

Justo cuando iba a decirle que no considero que esté malcriando a su hija al comprarle un helado, mi móvil empieza a vibrar encima de la mesa. El nombre de Stephanie aparece en la pantalla, por lo que me apresuro a cogerlo.

—Disculpadme un momento, enseguida vuelvo.

Nora asiente y sonríe a Sophie, quien espera su aprobación para el plan de mañana.

—¿Hola? —respondo al apoyar el terminal en mi oído.

—¡Álex! ¿Dónde demonios te habías metido? —Su voz chillona me obliga a apartarme aún más, dirigiéndome a la salida a paso veloz—. ¡Llevo llamándote toda la tarde!

—¿Cómo?

—¿Qué has hecho con tu móvil?

—Joder... lo puse en silencio. Lo siento, Steph. Estuve en la obra de teatro de Sophie y...

—Vale, vale. No pasa nada —me interrumpe, siguiendo con su diatriba—. Escucha. Necesito que mañana me busques en el aeropuerto.

—¿Tu vuelo no llegaba esta noche?

—No, se ha retrasado por el mal tiempo y lo han reprogramado. Aterrizaré en Nueva York a las cuatro.

—De acuerdo. Estaré allí a esa hora.

Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora