—Yo quería que tú fueses mi papá, Álex.
Mi gesto se transforma y mi sorpresa es mayúscula. Nora me observa abochornada, Stephanie me clava dagas con la mirada, y Sophie parece a punto de echarse a llorar. Y yo... saldría corriendo ahora mismo, de no ser porque soy un hombre hecho y derecho, y como tal, debo enfrentarme a esta encrucijada. Sin embargo, y para mi enorme fortuna, Laila aparece en escena, salvándome de morir incinerado por los rayos láser que me lanza mi prometida.
—¡Sophie, acompáñame a la cocina! He preparado una cocada que quiero que pruebes antes de servirla a los clientes. —La coge de la mano, llevándosela con ella.
Stephanie me enfrenta sin ningún tipo de miramientos.
—Como vuelvas a dirigirle la palabra a esa mocosa impertinente...
—¿Quién te crees que eres para hablar así de mi hija? —salta Nora con uñas y dientes, defendiendo a su cría como una verdadera leona.
Demyan la detiene por el brazo, susurrándole algo al oído que parece calmarla, pese a que no pierde ocasión de manifestar su enfado de la manera que mejor sabe; dándose media vuelta y dejándome plantado como un maldito idiota. Al final, parece que es lo que soy.
—¿Te lo puedes creer? —La voz chillona de Stephanie me llega amortiguada. Cuando aterrizo otra vez a la realidad, me giro mirándola a la cara.
—Es una niña, joder. Solo tiene siete años.
—Da igual, es una malcriada. ¿Acaso su madre no le ha enseñado a cerrar el pico cuando los mayores hablan?
—Lo estábamos haciendo ella y yo, claro, hasta que has irrumpido.
—Vaya... parece que te molesta. ¿Es que debo preocuparme, Álex?
Bufo por lo bajo, levantándome de la silla, y escapando antes de contestarle algo que no quiero. Maldita sea. No puedo quitarme de la cabeza la expresión desolada de Sophie. Llego a la cocina y me la encuentro de charla con Laila. Ambas ríen, lo cual me tranquiliza. Ella está sentada sobre la encimera moviendo sus piernas rítmicamente, mientras la cubana trabaja sin descanso.
—¿Qué preparáis?
—Laila dice que hoy hay mucha gente, ha hecho ración doble de cocada.
—Y está quedando buenísima. ¿A que sí, mamita?
—Muy buena. Prueba, Álex.
La peque me acerca una cuchara a la boca. Les doy el gusto a ambas. Sí que está riquísima. Laila es una cocinera de primera.
—¿Habéis visto a Nora?
—Creo que se ha ido con Demyan —responde ella, haciéndose la distraída.
—Vale, vuelvo enseguida. —Dejo un beso en la cabecita de Sophie; huele a champú de camomila. Ella frunce el ceño, subiéndose las gafas que caen por el puente de su estrecha nariz. Siento tanto que Stephanie la haya tratado así... no tenía por qué hacerlo. Se ha pasado de la raya, con ella y con su madre.
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Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3
RomanceDos rayas rosas pueden cambiar tu vida para siempre, y Nora lo sabe mejor que nadie. Porque cuando la prueba de embarazo resulta positiva, se convence de que su vida dará un giro de ciento ochenta grados. Álex se ha forjado un futuro lejos de su pa...