Capítulo 25

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El Central Park de Nueva York es uno de los parques más grandes del mundo

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El Central Park de Nueva York es uno de los parques más grandes del mundo. Ubicado en el centro de la ciudad y abarcando casi 3,5 kilómetros, se lo considera el pulmón de Manhattan.

En esta época del año es muy concurrido, ya que en primavera los árboles florecen ostentando una gama cromática que va desde los fucsias hasta los amarillos más intensos.

Nos hemos ubicado en la zona de Cherry Hill. Aquí tenemos unas vistas únicas al lago y la tranquilidad se respira a nuestro alrededor. La gente va y viene, familias enteras que buscan la calma que quizá no encuentran entre semana en la gran urbe. También hay jóvenes; muchos estudian en Columbia y aprovechan los días soleados para dar un paseo o tumbarse en la hierba a leer. Esto es la magnífica Nueva York. Ritmo frenético en plena zona comercial y paz en un oasis verde en el que solo oyes el ruido de los pájaros y las conversaciones de las personas.

Por lo pronto, nosotros hemos encontrado un hueco debajo de un enorme árbol que nos da sombra suficiente, y en donde hemos colocado el mantel y la cesta con la comida.

Sophie me ha pedido permiso para acercarse hasta la fuente. Ha traído sus patines y se muere de ganas por ponérselos otra vez.

—¿Recuerdas aquel día que vinimos cuando ella era tan solo una bebé? Creo que tenía unos tres meses, era verano y hacía un día estupendo.

—La paseabas en su carrito.

—El que tú le regalaste —le recuerdo a Álex y él le presta toda su atención a mi hija, que ya se está calzando los rollers, sentada en la base de las escalinatas.

—¿Te cuento la historia del día que fui a comprarlo? —Él se muerde el labio como si reviviera una fechoría.

Me acomodo a su lado, con el codo apoyado en la manta, animándolo a hablar.

—Me muero por averiguarlo.

—La tienda estaba casi vacía. Yo no tenía idea de qué modelo elegir, estaba un poco agobiado.

—¿Solo un poco?

—No te burles de mí. —Aguanto la risa y él continúa—: Se me acercó la dependienta y me preguntó de qué tipo buscaba. Si gemelar, individual, color, forma... Te juro que estaba tan perdido que le dije: «Necesito un carrito para una bebé recién nacida».

—Muy específico.

—Me llevó a una sección donde, no exagero, había unos treinta modelos distintos. Señalé el primero que me entró por los ojos y ella empezó a hablarme de las características. —Hace una pausa y sonríe—. En mi vida hubiese imaginado que un simple carrito de bebé tuviera tantas cosas. Que si se plegaba así, que las ruedas, que el porta biberón... Yo estaba tan mareado, que le dije que lo pagaba y les di tu dirección para que te lo enviaran. Quería huir de allí como fuera.

—¿Por escuchar tantas cualidades juntas?

—No, porque la chica se me estaba insinuando descaradamente y ya me estaba apuntando su número de teléfono. En cuanto se enteró de que no era para mi hija, poco le faltó para lanzarse encima de mí.

Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora