Capítulo 10

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¡Una fiesta sorpresa!

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¡Una fiesta sorpresa!

No me la esperaba, para nada. Jamás imaginé que llegaría al bar para ultimar con Álex los detalles antes de su viaje a Honolulu, y que me encontraría con esto.

No puedo olvidar aquel cumpleaños después de enterarme de que estaba embarazada, justo antes de empezar a trabajar en el Poltava's. Pasé el día sola y deprimida, cantándome a mí misma en la mesa de una cafetería frente a un trozo de tarta.

Hoy estoy aquí, rodeada de gente que me ha querido homenajear, y me doy cuenta de que la vida es tan bonita a veces, que merece la pena atravesar algunos momentos malos, para después cosechar las recompensas.

Sophie y Demyan están hablando y sonriendo mientras él le muestra sus tatuajes. Me alegra verlos tan compenetrados. Demyan, el niño problemático, interactuando con mi hija, disfrutando y olvidándose, aunque solo sea por esta noche, de todo aquello que lo atormenta. Porque si he aprendido algo durante todos estos días que hemos compartido juntos, es que detrás de esa fachada dura y despreocupada, se encuentra un hombre perseguido por sus miedos, agobiado por sus circunstancias y vulnerable, más allá de esforzarse por demostrar lo contrario.

Después de aquel enfrentamiento que tuvimos, se ha establecido una tregua entre nosotros. Ya no me falta el respeto, sino que acata cada norma que le impongo. Sé que muchas veces se queja a mis espaldas, habría que ser muy idiota para no darse cuenta. Sin embargo, me divierte haber invertido los papeles, porque ahora soy yo la que lo vuelve loco.

Esta semana lo sorprendí en una situación comprometida con una clienta en uno de los baños. Les interrumpí sin cortarme un pelo, cosa que lo puso furioso.

—¡Pero... qué demonios! —exclamó cuando tiré de la cinturilla de sus vaqueros mientras no dejaba de empotrarla contra la encimera del lavabo. 

—Tú te vienes conmigo.

—¡¿Qué mierda haces, bruja?!

La chica ahogó un grito que, lejos de impresionarme, me hizo sentir poderosa.

—Camina. —Lo cogí de la oreja como si fuese un crío y lo llevé directo al despacho de Álex, encerrándonos a los dos para echarle una buena charla. Todavía tenía los pantalones abajo y los bóxers a medio colocar.

—¿Quién coño te crees que eres?

—Tu jefa. ¿Acaso no lo repites a diario como un mantra?

—No me jodas.

—¡No me jodas, tú! —exclamé cabreada, lo cual le hizo dar un paso atrás hasta casi toparse con el escritorio—. Escúchame bien, Demyan. Que sea la primera y última vez que te pillo en ese plan con alguien aquí dentro. ¿Lo has entendido?

Me lanzó una mirada de desprecio, que en un primer momento me causó reparo, pero que me envalentonó más de la cuenta.

—Como tu hermano se entere de esto, sabes la que te espera... ¿Verdad?

Sentirte Decir "Te Quiero" #crisálidas3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora