Capítulo 27: Jamás abandonamos a un hermano

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- Lo siento - dice Alejo.

Yo aun sigo en shock.

- También bien para pedirles un gran favor, se que no merezco nada de ustedes, pero quiero eso antes de morir.

- ¿Qué es ese favor? - pregunta Daniel, esta pálido.

Una chica entra a la sala, su cabezo es castaño claro, al igual que lo era el mio hace un día, piel clara, ojos marrones, labios finos, nariz recta. Es idéntica a mi.

- Ella es Melisa, su hermano

- Soy tu hermana gemela

Ahora estoy en doble shock.

¿Eso es posible?

No lo creo, pero así se siente.

- ¿Ge-Gemela? - tartamudeo.

- Si, Melany - dice Melisa.

- No entiendo esto - habla Daniel.

- El mismo día que me fui me llevé a Melisa, su madre se había molestado por llevármela, me prohibió verlos a ustedes y yo no le permití que viera a Melisa, no actuamos de manera responsable ya que ambos le causamos daño a lo más importante para ambos, ustedes, ambos nos arrepentimos, pero ya era demasiado tarde para volver atrás, hicimos como si nada, hasta que me enteré que tenia cáncer, la mujer por la cual los dejé me abandonó, me quedé solo con Melisa, sabia que cuando muriera ella quedaría sola, por lo cual decidí buscarlos, para que cuando yo ya no éste, ella no este sola.

La chica camina hasta quedar frente a Daniel y yo, sus ojos están cristalizados.

- Desde que supe que tenia hermanos quise conocerlos, se que no me aceptaran de la noche a la mañana, pero espero que algún día lo hagan.

Comparto una mira con Daniel, ambos asentimos y abrazamos a Melisa, ella se tensa.

- No importa que no hayas crecido con nosotros, eres nuestra hermana

- Y jamás abandonamos a un hermano - termino por Daniel.

Melisa nos abraza y llora, provocando que yo también llore.

Nunca me había pasado esto de llorar porque otra persona lo haga.

¿Será cosas de gemelas?

Tal vez

Nos separamos, ella limpia sus lágrimas y nos sonríe.

Dirijo mi vista a mi progenitor.

- Estuvo mal abandonarnos y llevarte a Melisa, la privaste de tener a sus hermanos y a nosotros no privaste de conocerla, mi madre y tú no tomaron las mejores decisiones - lágrimas caen de sus ojos - pero te perdono, no vale la pena guardar rencor, porque si lo hago me dañaría a mi misma y a mi corazón, así que yo te perdono.

Una diminuta sonrisa aparece en su rostro.

- Gracias - se levanta y camina hacia la salida.

- Papá - le llama Melisa, él se detiene.

- Meli, lo siento, pero tengo que dejarte, no quiero que sufras por lo que me esta pasando, se que en las noche lloras porque no puedes ayudarme, lo único que te causo es dolor, ya e hecho demasiado daño a las personas que me querían, tal vez alguna vez me perdonen, pero yo nunca lo haré, no se merecían esto - abraza a Melisa mientras ella llora - te amo y por eso se que esto es lo mejor, aquí estarás mejor, serás feliz.

Ella lo mira.

- ¿Puedo visitarte? - le pregunta.

Su padre sonríe con tristeza.

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