Capítulo 8: El árbol del amor

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Cuando dijo que quería enseñarme algo no creí que fuera esto.

No había sido una cueva por donde pasamos, había sido un túnel, que escondía un hermoso lugar.

El pasto era de un verde brillante, que hasta incluso llegaba a parecer artificial.

Habían árboles tan hermosos, algunos tenías hojas anaranjadas, otros de un verde muy brillante y unos con flores moradas y blancas, pero uno llamo mi atención.

El árbol tenia hojas acorazonadas  y hermosas flores de un muy bonito color rosa. Parecía tan lleno de vida.

- Es hermoso - logre decir después de un rato.

- Me alegra - dijo soltando un suspiro de alivio - pensé que no te había gustado el lugar -

- ¿Estas bromeando? - pregunté incrédula - ¡Este es el lugar más hermoso que halla visto en mi vida! ¡Es muy hermoso! - chillé de emoción.

Camine hacia aquel árbol y me detuve cuando estuve lo suficientemente cerca para admirarlo.

- Es fantástico -

- Lo es - dijo Matt a mi lado - es un árbol del amor -

- ¿Árbol del amor? -

- Así es, dicen que las parejas que se abrazan debajo de su sombra, sellan su unión para siempre -

- Eso es hermoso - dije.

- Bueno, también dicen que Judas Iscariote se suicidó ahorcándose en uno de estos árboles -

Toda la emoción desapareció.

- ¡Idiota! - le dije molesta.

- ¿Que hice? - preguntó ceñudo.

- ¡Contar algo hermoso de ese árbol y luego arruinarlo con muertes! -

- Solo tienes que creer lo que te dije primero - dijo restándole importancia.

- ¡Arruinaste mi visión de ese árbol! -

- Olvida lo que dije de Judas -

Suspire frustrada.

- Te odio -

Nos acostamos bajo el árbol del amor, me encanto este árbol y su historia - la de Judas no me gustó para nada - el cielo estaba despejado, habían algunas nubes en el, dándole un aporte de tranquilidad.

- Tú compañía es agradable - dijo de repente.

Sonreí.

- Tu compañía no esta tan mal, omitiendo la parte en la que arruinaste el momento con tu historia suicida - él soltó una pequeña risa, que me encantó.

- Acepto que arruiné el momento, pero mi compañía es maravillosa -

- Como no, idiota - dije con ironía.

- Fiera - dijo antes de sacar su lengua.

- Que maduro - dije poniendo los ojos en blanco.

Nos miramos y empezamos a reír. Después de eso nos quedamos en silencio.

La brisa movía las hoja de los árboles, habiendo que algunas se separan de él y se fuera con el viento.

- Sabes, para mi las personas son como lo árboles -

Sentí su mirada sobre mi, gire mi rostro para encontrarme con sus ojos azules.

- ¿Por qué? - pregunté confundida por su comparación.

- Los árboles tienes parte importantes. Las hojas son como las personas que dicen quedarse pero siempre se van con el viento, las ramas son las que intentan quedarse en tu vida, pero a veces no lo logran y el tronco son las personas que si se quedan sin importar qué -

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