Capítulo 10: Hay recuerdos que lastiman el corazón

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Habían muchas personas en este lugar, ya habíamos llegado a la fiesta de los hermanos Adams.

Carlos se fue a bailar con su novia, Dana y yo estábamos tomando ponche de fresa.

Sentí una mirada sobre mi, mire a mi alrededor pero no encontré nada, pensé que era mi imaginación, pero fue descartado cuando un chico alto, de cabello castaño oscuro y ojos azules se acercaba a nosotras.

- Hola, entrometida -  dijo burlón.

- Hola, imbécil - dije con una sonrisa falsa.

Dana nos miraba confundida.

- Veo que tienes a una amiga muy bonita -

Las mejillas de Dana se tiñeron en un color rojo.

- Vete a molestar a otro lado -

- ¡Melany! No seas grosera - me reprochó Dana.

- Dana, no lo conoces, este tipo es un gran imbécil -

- Pero soy el hermano de tu novio - dijo Zack, sabia que se refería a Matthew.

- ¡Que no es mi novio! -

- Sigue diciéndolo hasta que te lo creas -

- ¡Agh! - dije frustrada.

- Deja que tu amiga tenga su propia opinión de mi

- No - me negué.

- Melany, déjame a mi tomar mis propias decisiones - me quede sin habla - se que no lo haces con mala intención, pero yo tengo que enfrentar mis propios problemas -

- Lo sé, tienes razón - dije - pero prométeme que si me necesitas me vas a llamar -

- Lo prometo - dijo.

- ¿Quieres bailar? - le preguntó Zack.

Dana asintió y tomó su mano para luego irse a la pista de baile.

Ese chico no me agradaba.

Tal vez por la forma en que se conocieron.

Bueno, eso tiene algo que ver.

Querrás decir que tiene TODO que ver.

Cállate conciencia.

Solo digo la verdad.

- Te ves genial - escucho una voz detrás de mi, me giro para verlo.

- Matt -

Él sonrió.

- Quiero enseñarte algo - dijo.

- ¿Qué? -

No contesto, solo me tomó de la mano y subimos las escaleras para entrar a una habitación.

Las paredes eran de color azul claro, su cama estaba ordenada, sobre ella estaba una sábana azul oscuro y unas almohadas blancas.

También había un escritorio muy bien ordenado, había un repisa con varios libros, no pude evitar acercarme y tomar uno.

Leí su portada.

- Un beso de amor - dije en voz alta - no creí que te gustara este tipo de libros -

- Casi nadie lo sabe, en el fondo soy muy romántico - dijo para después guiñar un ojo.

- ¿Que querías mostrarme? - pregunté.

Sus mejillas se tiñeron en un color carmesí.

Se veía adorable de esa forma.

- Quería traerte aquí, no tengo nada que mostrarte, solo quería alejarme de todo el ruido de allá abajo. -

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