Night lovers | taekook

chapter 3 | nightmare

¿Por qué no estaba en el claro?

Jungkook mira su alrededor confuso. Su ceño se frunce y siente su respiración acelerarse.

¿Por qué mierda no estaba en el claro? ¿Qué sucede?

Su entorno está lleno de arbustos, como si dirigieran a un sitio en específico. Está oscuro por la noche, pero él puede ver todo, puede escuchar, oler. Escucha los grillos cantando de fondo, lo que inconscientemente le tranquiliza porque le resulta familiar.

Desorientado, por no conocer el sitio, se dirige a paso lento hacia el frente, adentrándose en el camino dirigido por los arbustos.

Jungkook no puede negar que siente miedo, porque lo hace. Lo primero que pensó cuando apareció ahí y se sintió tan consciente de sí mismo fue las palabras dichas por el hombre-sombra, aún no lo olvidaba. Si sus cálculos no fallaban, estaba seguro de que el plazo de una semana dado por aquella criatura no había llegado a su fin, así que... ¿por qué se hallaba ahí?

—¡Ah! —se asusta el pelinegro cuando un cuervo grazna por encima de él, pero luego desaparece. Eso hace que Jungkook apure el paso.

Siente su corazón palpitar con fuerza casi escuchando el sonido de este en sus propios oídos.

El camino llega a su fin después de unos segundos, llegando a un claro... pero es el mismo claro de siempre, sin embargo, no hay árboles, no hay nada conocido que le garantice que podrá salir de ahí.

—¿Hola? —duda a la hora de decir algo. Pero no aparece nada. —¿Hay alguien aquí?

El silencio es lo que recibe como respuesta. Girándose para tratar de volver por el camino en que vino, se da cuenta cómo los arbustos se unen entre ellos, pasando de ser hojas a cemento. Desesperado, corre hacia allá teniendo como esperanza el llegar antes, pero no lo hace. Su mano choca con la pared que se volvieron los arbustos.

—¡No, por favor, no! —exclama.

Los grillos paran de cantar de repente, el corazón de Jungkook retumbando aún más fuerte de ser posible.

A lo lejos de ahí, apoyado en un pino lejano, una criatura observa todo con una leve sonrisa y los ojos carmesí brillando.

—¡Alguien que me ayude, por favor!

Jungkook se siente ahogado, forzado a quedarse en el centro del claro. ¿Por qué él no aparecía?

El viento apareció de repente, azotando a su cuerpo y yéndose a un único sitio atrás de él. La sombra apareciendo negra y llena de un líquido horrendo de color negruzco.

Al frente se eleva una figura esbelta cuando la sombra termina de formarse.

—¡Ah! —el susto domina a Jungkook cuando observa a la sombra que comienza a formarse. —No te acerques. —contrario a lo que dice, la sombra se acerca a él, provocando que Jungkook corra hacia donde se encuentra la figura esbelta que no distingue bien a lo lejos.

Tiembla, aterrado.

—Jungkook, acércate, voy a protegerte.

Esa voz... Jungkook la reconoce, mira al frente a la figura esbelta, confundiéndose por un momento, pero no importándole su confusión corre hacia ahí.

¿Qué hacía Taehyung aquí?

Se siente ser envuelto por unos brazos que lo rodean con calidez y deseando irse con Taehyung a cualquier sitio, excepto ese. Sintiendo el mismo efecto que tuvo cuando chocó con el chico cuando salió de la tienda. Embobándose y sin darse cuenta que la sombra negruzca desaparece, así como su entorno se calma.

—¿Qué... —el azabache traga saliva confundido, sintiendo ahogarse de repente— ¿Qué fue eso?

Taehyung sonríe, mirándole y posando una de sus manos en los cabellos de Jungkook, acariciando sus mechones revueltos.

—Aceptaste venir conmigo, Jungkook... eso.

Después de eso todo lo que observa se va volviendo borroso y luego de unos segundos negro, siente su cuerpo elevarse y luego volverse liviano. Desmayándose.

Y en la habitación de Jungkook, donde su cuerpo quedó dormido. Jungkook arquea la espalda y su cuerpo se zarandea unas cuantas veces su boca soltando un grito, convulsionando y comenzando a desaparecer.

Taehyung lo había hecho. Había llevado a Jungkook consigo a través del sueño.

➰➰➰

—Está aquí, el amo lo trajo —una sirvienta había mencionado cuando el revoloteo comenzó en esa casa.

—No puedo creerlo.

—¿Eso significa...?

—Sí, Hye, así es —asintió un hombre que entraba con una copa vacía a la cocina. —El marcado del señor está aquí... —asiente una vez más— y llegó para quedarse.