chapter 26 | the first bad symptom

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Jungkook estaba mareado. No sabe si es por el viaje que habían hecho, por lo rápido que tuvieron que recoger todo para poder irse, por el ambientador del auto o por su estado.

Su alrededor da vueltas y casi no puede mantener los ojos abiertos porque piensa que puede marearse aún más.

—Tae, ¿puedes detener el auto, por favor?

El estómago del azabache se revuelve, está a punto de vomitar. Jungkook puede sentir el vómito subiendo. Taehyung no duda en parar el auto y quitar el seguro de la puerta, justo a tiempo para que Jungkook la abra, quite su cinturón de seguridad y vomite, vaciando su estómago y dejándole un sabor desagradable en la boca.

Taehyung al segundo siguiente está frente a él, tendiéndole una botella de agua de las que había comprado hace algunos minutos, evitando el vómito del piso, tirando la cabeza de Jungkook hacia atrás cuando lo nota más tranquilo y quitando sus cabellos de su rostro.

—No p-puedo con e-esto —lloriquea Jungkook, sus ojos llenándose de lágrimas, sintiéndose horriblemente mal y sensible, debido a que el mareo no pasa.

—Shh, está bien, está bien —susurra Tae, envolviéndolo con sus brazos, abrazándolo y el azabache correspondiendo. Taehyung se siente mal por Jungkook, de verdad que lo hace, porque sabe que los síntomas en los marcados son más fuertes que en un humano. Además, sabiendo que los vómitos solo eran el inicio.

Las manos del castaño se deslizan por las hebras negras de Jungkook, de cierto modo mimándolo de esa forma. Pasan unos minutos así, hasta que el marcado le hace saber a Taehyung que se siente mejor, este último aprovecha para picotear los labios de Jungkook.

—Ew, ¿si sabes que acabo de vomitar?

Taehyung se aleja sonriendo y guiñándole un ojo, lo que lo hace sonrojarse un poco y sonreír débilmente, porque a pesar de que se siente mejor, el mareo aún lo tiene y su estómago sigue revuelto. Jungkook vuelve a posicionarse bien en el auto, ajustando el cinturón de seguridad. El castaño, por su parte, vuelve a subirse al auto y a arrancar el auto, posando su mano izquierda en el volante y la derecha en el muslo de Jungkook, palmando y acariciando de vez en cuando, mientras su mano no se posa en la palanca de cambios.

Y Jungkook, tratando de que su malestar no se propague, cierra los ojos y se deja ir al país de sus sueños.

[...]

—¿Qué desea para comer, joven amo?

La sirvienta se le queda viendo muda, pero asombrada. Jungkook, por órdenes de Taehyung, desde su llegada no se movilizaba sin compañía y, por tanto, los empleados —a excepción de Hye— no lo conocían a fondo, por así decirlo. Pero me refiero a su físico y actitud.

El azabache llevaba su cabello revuelto y la cara un poco hinchada, producto de la reciente siesta que había tomado por algunas horas. Llevaba puestos unos pantalones cortos negros que llegaban por encima de sus rodillas, una camiseta negra a su casi medida y pantuflas blancas. Toda aquella ropa resaltando su piel, viéndose puro e inocente; dejando a los sirvientes que rondaban por los alrededores boquiabiertos por su belleza.

No había fallas cada vez que Taehyung le repetía a Jungkook lo hermoso que era y es.

—S-Solo quiero algo que pueda c-comer y que no termine v-vomitando, por f-favor.

Solía suceder. El balbucear y trabarse cada vez que hablaba con alguien nuevo era normal en él, pero eso no significaba que no iba a avergonzarse por socializar en cierto modo.

—¿Desea frutas? —cuestiona la empleada, enseguida buscando las mencionadas— ¿Mango, uvas, fresas, piña? ¿Algún interés?

Jungkook niega y se muerde el labio con nerviosismo. La idea de comer frutas parecía ser buena y por lo visto no era algo que iba a terminar cayéndole mal de cierta forma.

—Puede poner lo que sea —contesta.

Taehyung entra a la cocina entonces y, dándole una breve mirada a los empleados, se acerca a Jungkook.

—¿Jungkook? —cuestiona— ¿Acabas de despertar?

El susodicho se gira, alzando la vista y sonrojándose un poco en cuanto ve al mayor.

—Sí, t-tenía hambre —el azabache se pregunta sinceramente cuál era la necesidad de su cuerpo de hacerlo tartamudear.

[...]

El incienso envuelve todo el lugar, rodeándolo con su aroma y haciendo sentir relajado al marcado que estaba dentro de su interior, mientras que comía de un tazón con frutas mixtas picadas.

Jungkook se sentía aliviado de que las náuseas y vómitos no hubiesen atropellado su cuerpo después del primer mordisco que le había dado a una piña.

Ah, cuando viera a Hoseok le agradecería por mucho y a la vez por tan poco. Hoseok era un sol, podría jurar.

—Cariño, ¿estás seguro de que todo está bien? —pregunta Taehyung, quien está detrás de Jungkook que se encuentra en medio de sus piernas y con la cabeza apoyada en su pecho mientras degusta las frutas.

Uhum —asiente y vuelve a llevar los palillos a su boca.

Las manos de Taehyung se asientan sobre su estómago y deja leves besos sobre su nuca, haciendo reír un poco a Jungkook que aún sigue comiendo sus frutas.

—Tae, me haces cosquillas —murmura Jungkook, dejando el tazón de lado porque presiente que el castaño no va a detenerse —¡Tae! —libera una carcajada cuando los besos se deslizan a su cuello, lo que provoca que sus mejillas se vuelvan rositas y parezca toda una masita linda y apapachable.

El castaño lo recuesta en el suelo y queda en medio.

Taehyung jura derretirse por la ternura que derrocha su marcado en esos momentos.

—¡Tete!

Awww, Jungkook no podía ser más tierno.

Y hasta ahora que se da cuenta de que la camiseta que llevaba el azabache se ha alzado, dejando ver su piel y se queda quieto entonces viendo el subir y el bajar por la respiración de Jungkook. Pero es perceptible la leve curvatura del vientre de Jungkook.

Habían pasado cuatro semanas y media ya.

Jungkook deja de reír, quedándose, viendo la mirada que se ha vuelto brillante del vampiro y luego dirigiendo su vista hacia la dirección de esta. Notando lo mismo que Taehyung había visto.

Se enrojece y toma las manos de Taehyung, llevándola a su vientre. Ahí donde se siente calentito.

Era un arrullo tanto para el vampiro y el marcado el saber que serían padres. Porque desde hace una semana y media atrás, el aprecio del marcado hacia su futuro hijo o hija había comenzado a desarrollarse y, por parte del vampiro, comenzó a amar a esa criatura desde que se enteró de la posible existencia de ella.

Porque él o ella sería amado, mucho.

Las manos de tibias de Taehyung se posan en el vientre de Jungkook y cuando percibe lo de dentro, deja caer sus barreras mentales. Leyendo la mente de su marcado, sirvientes y de la criatura.

Sonríe débil y asiente ante el leve susurro muy bajo para sus oídos agudos.

—Cariño —nombra. Jungkook lo observa atento—, debes tomar de mi sangre.

Night lovers | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora