chapter 39 | moving

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En el momento en que Jungkook se dio cuenta de que su vida no sería precisamente normal fue cuando un individuo empezó a aparecer en sus sueños. No sabía el propósito por el que aquello pasaba, tampoco sabía quién era esa persona o lo que hacía, ni siquiera sabía si la había visto algún día.

Y todo fue a la deriva con el paso del tiempo.

Después de la muerte de su padre cuando tuvo que independizarse y seguir adelante, los sueños —o pesadillas, como les decía— comenzaron a pasar días y horas en específico. Por lo que, aún sin saber el porqué de las pesadillas, se empeñó en seguir lo que su padre le dijo cientos de veces: "no dejarse atrapar por la persona que aparece en sus sueños".

Y eventualmente fue así, o al menos le funcionó por un tiempo.

Con base a un engaño por parte de la persona, o mejor dicho vampiro, que aparecía en sus sueños quedó atrapado. Aún no terminaba de entender cómo a través de un sueño había sido llevado a otro lugar del cual no tenía conocimiento.

Conoció a la persona que le perseguía en su inconsciencia, supo qué era y el por qué lo seguía desde años.

Trató de comprender el mundo al que estaba envuelto desde su nacimiento, pero no pudo. Supo de la razón de su repentina estadía ahí: moriría, y a Jungkook, en su estupor aún, le abrumó aquel dato. Quizá por eso lo ignoró, por el momento.

No podía escapar, a pesar de que quería irse. No podía ignorar lo que pasaba, a pesar de que quería hacerlo. Por lo que se forzó a sí mismo para comprender, o al menos hizo el intento.

Dialogó con el vampiro, caminó con él, pasó tiempo con él, prestó su atención a él, lo conoció.

Entonces en el poco tiempo que estuvo ahí, todo fue en decadencia.

Primero fue el haber llegado; segundo el tener que quedarse; tercero fue cuando por la hospitalidad que Taehyung le había brindado se orilló a sí mismo para ofrecerle su propia sangre al vampiro; y, por último, cuando bajo presión tuvo que unirse a Taehyung.

Comenzó a pasar más tiempo con el castaño —más de lo que ya pasaba—, sabiendo lo que tuvo que pasar, lo obstáculos que tuvo que superar hasta llegar ahí; poco a poco fue cayendo por el vampiro, sin razón o quizá sí había, pero no se había dado cuenta y que no todo dependía del lazo que los unía en su muñeca.

Y quedó embarazado.

El miedo, la inseguridad y el desconocimiento le hicieron desconfiar al inicio. No era ningún secreto, pero Taehyung estuvo ahí —aunque le ocultó algunas cosas—, siempre estuvo ahí.

Estuvo en el inicio, en el nudo y, por lo visto, también estaría en el desenlace. Si de una historia estuviéramos hablando.

Leyéndose desde cierta perspectiva, es como si Taehyung lo hubiese obligado.

Pero no fue así.

Jungkook lo sabía, muy dentro de sí lo sabía.

Taehyung era un vampiro, sí.

Los vampiros eran catalogados como seres insufribles, pero no su Tae no era así.

Y Jungkook podía confirmarlo cada vez que lo observaba desde el marco de la puerta jugar con el pequeño Yeonjun. Lo hacía reír, haciéndole muecas o cosquillas, a veces le pellizcaba despacio sus bracitos y el bebé se reía a carcajadas.

Kim Yeonjun era un bolita de ternura que era llenada de amor por sus padres en cada momento en el que estaba despierto. Acaba de cumplir seis meses, pero aparentaba de cinco.

Aquello era curioso, a decir verdad, porque si bien era cierto que el crecimiento que los bebés vampiros tenían un desarrollo lento, Yeonjun parecía desarrollarse más rápido, aprender rápido.

Night lovers | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora