Night lovers | taekook

chapter 30 | disaster

—¿Crees que si me pongo este —menciona Jungkook, alzando un hoodie azul aún en el perchero con su mano derecha, mientras que la otra mano sostiene un negro y mira a Taehyung a través del espejo del armario—, me veré muy llenito para Hoseok?

El vampiro observa con el ceño fruncido al azabache.

—Aunque de todas formas me veré bonito, porque soy bonito, pero no sé si el azul o el negro me hará ver bonito. —toma una pausa— ¿Tendría que buscar otro color además de estos dos? —alza los dos hoodies y se gira hacia Taehyung, porque a pesar de que espera la opinión del castaño, esta no llega— ¡Tae! Se supone que deberías responderme.

Taehyung no era un vampiro débil y nunca lo había sido, pero el puchero que se forma en los labios de Jungkook le hacen flaquear y por poco olvida lo que pasa en el momento. El castaño está de pie en el marco de la puerta del armario, una camisa negra y un pantalón de vestir del mismo color, con los brazos cruzados, el cabello peinado de forma desordenada y los cejas fruncidas aún. Una obra de arte, si le preguntaran a Jungkook, claro.

El de hebras castañas avanza un paso y le arrebata el hoodie negro al menor, chasqueando la lengua y volviendo a colgar la prenda en su lugar.

—El azul te queda más bonito y hace resaltar tu piel —avanza unos pasos más y se agacha un poco, acercándose al oído del azabache, pero teniendo cuidado con el vientre abultado de este—. Oh y, precioso, no debes de parecerle bonito a Hoseok, solo a mí y a ti, por supuesto.

El aliento roza su oreja y mueve imperceptiblemente su cabello, le eriza la piel. Sería una falacia decir que a Jungkook no le encantaba aquel tono posesivo con el que Taehyung le hablaba en ocasiones.

El vampiro se aleja solo un poco y deja un besito en los labios de su marcado, para luego volver a alejarse y salir de aquel lugar, siendo seguido unos segundos más tarde por Jungkook con la vestimenta que había escogido. El pelinegro extiende la ropa en la cama, acomodándola y sentándose en la cama. Taehyung lo sigue con la mirada, mientras toma asiento en los muebles de su habitación.

Después de la unión y de la noticia del embarazo de Jungkook, al saber que no podían pasar mucho tiempo separados, ambos tomaron la decisión de dormir y convivir en un mismo espacio —la habitación—, lo que terminó siendo una buena idea para ambos ya que pudieron acoplarse al otro al saber de sus hábitos y rutina que solían llevar.

—Te noto nervioso, Kook, ¿estás bien?

Jungkook se muerde el labio, rascándose el brazo. No sabía cómo poner en palabras el sinnúmero de temores que tenía por la culminación de su embarazo.

A sus veintidós semanas de embarazo —aproximadamente cinco meses—, precisamente cuando creía que su estómago no podía crecer más, lo seguía haciendo. Le dolían los pies de vez en cuando, su espalda también, sus pechos se habían hinchado —lo que le parecía algo súper extraño, pero que más tarde sería explicado— y le era incómodo alcanzar una posición cómoda al dormirse. Además, ¡aún le faltaban ocho semanas!

Jimin le había mencionado más o menos como era el proceso, pero lo que más le atemorizaba era el dolor que le había contado. Sin embargo, Jimin le había dicho que valía la pena. Pero Jungkook tenía sus miedos, como cualquier otro primerizo, por supuesto. Además, él era un hombre que literalmente había quedado embarazado ¡y de un vampiro! Realmente no quería imaginarse todo lo que vendría los próximos meses, por lo que prefería callar, sin embargo, Taehyung en tan poco tiempo había llegado a conocerlo tan, pero tan bien.

—Jungkook, sabes que puedes contarme, ¿cierto?

El susodicho alza la vista hacia su pareja. Y no sabe lo que en verdad quiere contarle: si sus miedos respecto al embarazo o lo que venía sucediendo constantemente en sus sueños que era como si fuese su vida; una vida que él no vivió, pero que sí ha podido ver. E incluso temía que aquello pudiese ser una especie de premonición que informaba cómo terminaría aquello que tenían el castaño y él.