chapter 14 | decisions

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—Despacio, aún no me acostumbro.

—Seré suave —avisa Tae.

Jungkook se estremece cuando la piel de su muñeca se ve perforada por los incisivos de Taehyung. La descarga placentera abrumándole, pero sabiendo que puede controlarla. Se muerde los labios y observa atento al castaño que succiona despacio, tal y como Jungkook había pedido para luego de unos segundos aflojar la mordida y lamer los puntos rojos, los mismos cerrándose al instante.

Llevaban tiempo haciendo eso cada dos días después de que Jungkook le hubiese dado luz verde a Taehyung. Y para ser sincero, Jungkook amaba la sensación.

—¿Me dirás ahora, por favor? —susurra, tratando de persuadir a Taehyung con sus ojitos brillantes y voz melosa. Jungkook sabía cómo obtener lo que quería porque definitivamente tenía a Taehyung comiendo de la palma de su mano con la acción.

Ambos se hallan en la habitación del castaño por insistencia de Jungkook después de haber seguido a Taehyung en todo momento después de la cena y el mismo le hubo dicho que tenía algo que contarle. Jungkook tenía la espalda apoyada contra la pared, mirando hacia arriba a Taehyung que lo tiene acorralado. Eran alrededor de las una de la madrugada.

Los ojos rojizos de Taehyung le miran con intensidad, atravesándole el alma. Antes, la acción pudo causarle incomodidad, pero no, ya no.

Ante la interrogante, Taehyung sabe que no puede vacilar a la hora de responder.

—¿Recuerdas lo que Jimin te mencionó?

—¿Lo de los cinco días?

Taehyung asiente y remoja sus labios, el azabache siguiendo la acción.

—Verás —Taehyung toma espacio, alejándose de Jungkook y tomando espacio—, a ti te corresponden esos cinco días... —su mano se desliza por su ropa, quitándole arrugas inexistentes— Para un vampiro y un marcado, cinco días humanos son dos realmente.

Jungkook se muestra confuso, frunce el ceño y se cruza de brazos. ¿Dos días? ¿Disponía de dos días para unirse a Taehyung? Paren todo.

—¿Qué?

Taehyung, por su parte, teme que Jungkook confunda las cosas. Él no quería aparentar desesperación por tener a su marcado, él solo no quería perderlo.

—Nuestros días funcionan diferentes a los días humanos —comienza a explicar, tomando asiento en la cama—. Para un humano, un día es el día y la noche, ambos sumando veinticuatro horas, ¿cierto? —Jungkook asiente— Para un vampiro funciona diferente.

—¿Diferente en qué modo? —interpela Jungkook.

—Un día para nosotros equivalen a dos. Cuando el sol está afuera es el día uno y cuando la luna o cuando llega la noche se asoma llega el segundo.

El azabache asiente, comprendiendo. Eso entonces confirmaba que solo disponía de dos días —como él los conoce— para unirse a Taehyung, puesto a que el número uno había pasado hace algunas horas cuando la luna creciente se asomó de entre los árboles. Se rasca la nuca incómodo y alza la vista hacia el castaño, caminando un poco hacia él.

—Dame tiempo hasta el próximo anochecer, por favor —pide Jungkook en un susurro. Tanto Tae como él están a pocos pasos de cercanía, pueden rozarse, así que Taehyung no duda en alzar la mano al rostro de Jungkook, acariciando su mejilla en el acto.

—Está bien —responde. Entonces se levanta de la cama, acercándose algo más a Jungkook y deposita un beso sobre su frente.

➰➰➰

Jungkook no había descansado bien esa noche. La decisión que estaba sobre sus hombros no solo le afectaba a él, afectaba a Taehyung y quizás a las personas que estaban bajo su mando.

Por lo que escuchó por parte de Jin el día de ayer, en la primera muerte de Jungkook, la cordura de Taehyung se puso en duda por casi dos décadas —Jin sabía aquello por Namjoon—. El pelinegro no le dio detalles, pero podía imaginárselo.

Perder a una persona importante para ti puede doler toda una vida.

Y Jungkook lo sabía por experiencia.

Quizás fue por eso por lo que llamó a Hye en la mañana para que le llevara el desayuno y la comida a la habitación mientras que él, además de prepararse mentalmente, se decidió por tomar un baño profundo para luego vestirse con un pantalón y una camisa blancos, dejando sus pies descalzos. Si existiese un Dios en el que creyera en esos momentos, de seguro estaría rezándole.

Taehyung no se acercó ni lo buscó en todo ese tiempo, respetando la decisión del azabache de darle tiempo. No quería presionar a Jungkook. Y no lo hizo, puesto a que Jungkook ya había elegido.

Esa noche marcaría un cambio a la vida de un ser puro destinado a un demonio.

Muchas cosas cambiarían. Podría existir el gozo o la infelicidad, todo dependía de quien observara.

El sol terminó de ocultarse y esa fue la señal que Jungkook esperaba: el ocaso. Salió de sus aposentos, yendo hacia Taehyung. ¿Si pensaba que era lo correcto? Puede que su mente se hallaba igual que su ropa: en blanco, pero presentía que obraba bien.

La luna comenzaba a asomarse entre los árboles, aun estando creciente, asemejándose a la marca gris imborrable que estaba tatuada sobre la piel de la muñeca de Jungkook. Se veía hermosa... y el azabache también.

Cuando entró a la habitación, esta no estaba oscura. Velas aromáticas negras rodeaban la cama, dejando algunos espacios desocupados sin ellas. Parecía un ritual.

El nerviosismo haciendo mella en su cuerpo, aumentando más cuando observó a Taehyung quien acaba de salir del baño con los cabellos castaños húmedos, ropas grises y con los ojos rojos brillando en todo su esplendor.

Taehyung le sonrió, le sonrió tan bonito que Jungkook no sintió ningún arrepentimiento después de aquello.

Night lovers | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora