chapter 1 | first rubbing

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—Buenos días, Jungkook —saluda Yugyeom, su amigo, una vez que lo ve pasar delante de su escritorio.

Jungkook asiente, restándole importancia al saludo del castaño. Sintiendo su cuerpo cansado, como siempre. Se deja caer sobre su asiento, esperando a que el señor Choi, su maestro de psicología, no apareciera durante las dos horas que le tocaba dicha materia. Pasa sus manos sobre su rostro, tratando de quitar el sueño y la pesadez de su cuerpo.

—Amigo, no tienes buena cara. ¿Qué pasó ahora? —Yugyeom insiste en seguir preguntando. Y Jungkook, aun sabiendo que Yugyeom tenía conocimiento sobre los extraños sueños que suele tener, solo niega. Yugyeom se molesta un poco con él, porque sabe lo que realmente pasa y siente que el pelinegro no siente mucha confianza hacia él para contarle, entonces dice: —Sigo creyendo que deberías dejar que esa persona te atrape para que diga qué es lo que quiere.

El pelinegro se estremece ante el pensamiento. Un escalofrío le recorre desde su cuello hasta su espalda baja, negando ante la opinión del castaño.

—Ni siquiera lo menciones, Yug —dice Jungkook.

La campana del inicio de clases resuena en toda la universidad y Jungkook siente que la suerte está de su lado cuando no ve al puntual profesor de psicología llegar a la clase. Así que deja caer su cabeza sobre sus brazos extendidos en la mesa y mira a Yugyeom.

—Avísame si el señor Choi llega, Yug —parpadea lentamente, dejando a sus párpados cerrarse—. Voy a dormir un rato.

No escucha más nada luego de eso. Aunque siente que sus compañeros a su alrededor se levantan y comienzan a hablar entre ellos, se fuerza a no escuchar para así caer rendido ante el sueño. Puesto a que, como solía suceder a esas fechas, no pudo dormir bien.

Y raramente... la pesadilla se repite.

➰➰

Jungkook se levanta en el mismo claro de siempre. Pero nota enseguida que algo ha cambiado. No hay luna.

La noche es oscura como el ébano. No distingue en qué posición está por lo que no sabe dónde quedan los puntos cardinales. Siente su respiración acelerarse.

Piensa en lo extraño que era volver a soñar esa mañana cuando ya lo había hecho en la madrugada. Frunce el ceño por unos momentos. Fuera lo que fuera esa pesadilla, ha vuelto más fuerte.

Titubea antes de dar un paso hacia el frente. Una brisa azota su cuerpo y es la primera vez que siente frío en su sueño. Y Jungkook se asusta, jamás había sentido nada igual.

Alza la vista tembloroso cuando siente que le observan. Enfrente lo único que distingue son unos ojos rojos que brillan en la oscuridad. Por alguna razón, no siente miedo, sino que se siente impaciente.

—¿Sorprendido, mi amor? —la voz retumba en sus oídos. Se escuchan pasos y el dueño de aquellos rojos ojos se acerca, lo que hace que Jungkook retroceda. Sin embargo, la sombra de enfrente (que Jungkook no sabe si es sombra, puesto a la oscuridad) es más rápida y sus pasos cautelosos.

—¿Qué quieres? —Jungkook pregunta a la vez que sigue retrocediendo.

—A ti, por supuesto.

El entorno entonces cambia. La luna, que no estaba presente para brindar su luz, aparece y la sangre de Jungkook se hela. Frente a él un hombre está de pie. Es más alto que el pelinegro y él lo sabe, sus ojos rojos le aturden. Tiene una mandíbula marcada y su nariz recta, los labios en forma de corazón rojizos y lleva un traje negro completamente. Su cabello castaño cae desordenado por sus orejas.

—Quiero que vengas conmigo, Jungkook —dice el hombre frente a él. Él avanza hacia el pelinegro, no lo toca, pero aspira el aire cerca de ellos. Y el pelinegro se asusta aún más porque el hombre sabe su nombre y ni siquiera se lo había dicho—. Volveré a por ti en una semana.

Y como si se hubiese teletransportado, Jungkook aparece al lado del acantilado y, dudoso, con el frío calándole los huesos, se deja caer hacia él.

➰➰

—¡Jungkook! —exclamó Yugyeom a la vez que lo removía. Jungkook se movió y abrió lentamente sus ojitos, aturdido, recién dándose cuenta de que Yugyeom lo había estado moviendo— Hombre, llevaba cinco minutos tratando de despertarte.

Pero Jungkook no dijo nada. Se quedó viendo a un punto fijo, pensando en su sueño. Mordiéndose los labios levemente a la vez que fruncía el ceño y achicaba sus ojitos. ¿Qué quería decir que él vendría? Se sintió incómodo por unos momentos, dudando a lo que supondría esas palabras que aquel hombre dijo.

Yugyeom, que veía extrañamente a su amigo, puso una mano enfrente del rostro del pelinegro y la movió hacia arriba y abajo, tratando de sacarlo de su trance. Jungkook pestañeó y miró hacia él.

—El profesor Choi llamó y dijo que no llegaría —avisó Yugyeom—, su esposa está en el hospital. Solo faltan 5 minutos para que pase la primera hora. Yo ya me voy a casa.

Jungkook asiente y se despide de él.

—Nos vemos, Kook.

—Adiós, Yug.

➰➰

Jungkook llega a su departamento con pasos lentos, tomándose su tiempo y pensando en lo que comerá al llegar. La compra que había hecho hace dos semanas para su sustento alimenticio casi acababa. Entonces él sabiendo eso, toma una ducha rápida para ir a la tienda de conveniencia a la vuelta de la esquina. Busca en su armario un atuendo sencillo y cómodo para que cuando vuelva no tenga que cambiarlo, toma unos pantalones de chándal grises junto a un buzo del mismo color con unos tenis blancos desgastados y, tomando sus llaves, sale del departamento.

Eran apenas las seis de la tarde cuando salió, asegurándose de llevar el dinero suficiente para comprar unos cuantos paquetes de comida instantánea porque realmente no quería ir al supermercado.

Entra a la tienda saludando cortésmente al empleado de siempre y sonriéndole amablemente a las personas presentes. Toma una canasta y comienza a pasar por los pequeños pasillos escogiendo lo que le parece mejor y sabroso, verificando la calidad, la fecha de vencimiento de cada cosa y si cabe en su presupuesto cada cosa tomada. Y después dirigiéndose a la caja para pagar lo que ha tomado.

—Son 30400 wones —menciona el empleado del sitio. Jungkook toma su cartera, sacando el dinero para pagar todo.

Toma sus compras y se dirige hacia la salida, dando par de pasos con la cabeza gacha y por accidente chocando con alguien.

Y es como si fuera metanfetamina, su corazón ralentiza sus bombeos y luego late con fuerza; se siente mareado por unos momentos, aturdido. Cada cosa apagada dentro de sí se enciende de repente. Jungkook no cae al suelo, pero los brazos de la persona con que chocó lo sostienen por el brazo.

—Lo-Lo siento —la lengua del pelinegro se atropella y la siente adormecerse. La calidez de las manos ajenas envolviéndole.

Jungkook alza la vista, puesto a que la persona que está enfrente es más alta que él. Es un chico. Se siente asustado por unos momentos porque cree reconocer esos rasgos, observa los ojos marrones frente a él que analizan todo su ser.

—No importa, yo también estaba distraído —la voz del chico es profunda y es como si acariciara las palabras antes de pronunciarlas.

Jungkook asiente, aún mareado y su corazón palpitando con fuerza. Cree que es su imaginación, pero su muñeca la siente arder. Se libera lentamente de los brazos que lo sostienen y hace una reverencia.

—Lo siento, de nuevo... —duda.

—Taehyung... Kim Taehyung —responde el castaño frente a él.

—Jungkook... Jeon Jungkook —el pelinegro sonríe y luego se despide.

Sintiendo su corazón normalizarse y la voz del extraño —que ahora lleva por nombre Taehyung— aún en su mente. Sin ser consciente de unos ojos que todavía le observaban a larga distancia con una sonrisa en los labios.

Night lovers | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora