Night lovers | taekook

chapter 18 | if it's going to hurt...

Taehyung después de haberse marchado de la habitación, también se había marchado de la casa. Estaba frustrado.

A la hora de dejar a Jungkook solo, sabía que el menor necesitaba su espacio y pensar, tomar sus decisiones sin que su propia presencia influyera en ellas.

Saliendo de aquella casa en donde las paredes comenzaban a enfriarse, el día grisáceo como acostumbraba a ser a inicios de otoño en esos lares. Dirigiéndose al bosque a divagar como solía hacer cada vez que necesitaba pensar. Avanzando, pisando ramas y hojas secas.

Taehyung sabía que cometió un error. Pensar que el Jungkook de esta vida sería igual al de la primera fue su fallo. Y por eso creía que fue un tonto en pensar en ello. Ambos eran tan diferentes, pero tan iguales que no le fue difícil confundirse. Pero no podían culparle.

Un peso en su pecho se asienta, se abraza a sí, como si tuviera frío.

Un gran árbol está frente a él. Un gran tronco lo ciñe a la tierra con las hojas secas cayendo con cada fuerte ventisca que llegaba. Taehyung no tarda en subirse a él y apoyarse en una rama, recostándose.

¿Cuánto tiempo necesitaría Jungkook para aclarar sus pensamientos? Quería estar con él, permanecer juntos, pero el azabache necesitaba tiempo, ¿cierto?

Su corazón pesa y él sabe la razón de ello, pero unos minutos más alejado no era tanto daño, ¿no?

Alza sus manos hacia el cielo, buscándole formas a las nubes grises que se amontonan. Las nubes grises siempre le habían gustado, después de todo también eran parte del paisaje.

Quizás es obra de su imaginación, pero jura que logra ver una nube con la silueta de Jungkook. Tan bonita, etérea y excelsa. Realmente se cuestiona si acaba de describir a la nube o al mismo Jungkook.

Si debía de ser honesto, le había dolido el rechazo de Jungkook hacia un posible futuro hecho de ambos. Porque así los vampiros veían a los hijos, como un futuro fruto del amor entre él y su marcado. Realmente podía comprender un poco a Jungkook, porque de alguna forma una pequeña parte le decía que él lo había forzado a ser parte de ese mundo. Pero si Jungkook no lo quería, entonces debía aceptar eso, ¿no? Si esa era la condición que proponía Jungkook para estar con él, la aceptaría, sin lugar a duda lo haría.

El pecho lo siente sofocado y tiene que sentarse para poder tomar inspiraciones, a pesar de que no las necesite. Debe ir a Jungkook, pero no sabe si es correcto. Se había negado a leer los pensamientos del menor por miedo, no obstante, sabía que él necesitaba su espacio. No sabía cuánto, lo que sí sabía es que lo necesita, necesita a Jungkook, como las plantas necesitan el sol y el agua, como la luna necesita al cielo, como la tierra necesita al sol, como un humano necesita el oxígeno, como los viciosos necesitan la droga.

La primera llovizna de la temporada se avecina y es cuando lo percibe que comienza a correr hacia la mansión de vuelta, llegando rápidamente en casi un parpadeo sin importar la lejanía. Ruega de que Jungkook le permita la entrada y haya aclarado sus pensamientos a su favor, pero no sabe. Y no hay peor cosa en el mundo que la incertidumbre, el "no sé".

Sus empleados le observan, algunos con asombro por haber diferenciado una expresión, una emoción, después de tanto tiempo en su señor. El desespero.

Sube las escaleras, llegando a la puerta en donde Jungkook se hospedaba. Se había vuelto suya después de su llegada, la había mandado a preparar para él. Toca la puerta unas cuantas veces, esperando una respuesta, pero no lo hace. Relamiéndose los labios se atreve a preguntar:

—Jungkook, ¿me dejas-

Se interrumpe en cuanto la puerta se abre de golpe, un peso rodeándolo. Brazos rodeando su cuello, un peso depositado sobre su cuerpo y debe de sostenerlo porque siente que puede caer.

—N-No vuelvas a d-dejarme, idiota —es Jungkook, su corazón late deprisa, el percibir a Taehyung le alivia un poco su molestar de casi una hora. —¿Por qué tuviste que irte? ¿Por qué me dejaste? Dolía, Tae, dolía mucho.

Las palabras de Jungkook están cargadas de dolor y se encuentra llorando. Taehyung empuña los ojos percibiendo cada una de esas emociones a través de sus palabras, se adentra a la habitación aún con Jungkook en brazos y cierra la puerta con su cuerpo. No había lugar para chismosos, eso solo le concernía a él y a su azabache, nadie más.

—S-Sentía que me ahogaba, no p-podía respirar bien, Tae, pero llegaste y no se siente m-mal, está bien ahora —lloriquea Jungkook, su mano sostiene la camisa de Taehyung en un puño. Por su parte, este último toma asiento en la cama y coloca a Jungkook en su regazo. —No vuelvas a irte, no s-si va a doler.

—Shhh —el castaño susurra y abraza al menor, consolándolo porque Jungkook se suelta a llorar.

Llegaba a ser fascinante la dependencia que desarrollaba un marcado hacia su vampiro desde el primer día.

Jungkook se sentía aliviado, mucho. Los últimos minutos sin estar al lado de Taehyung, estaba seguro de que si aún no se había desmayado del dolor tan agudo era porque la hora de su muerte llegó, pero cuando escuchó a la voz barítono del castaño, cuando lo sintió fue como si un sediento hubiese encontrado un manantial. Aliviado, se sintió aliviado.

El dolor no abandonó si cuerpo enseguida, ni aunque Taehyung envolvió su marca con su mano, sin embargo, el dolor no se hacía menos profundo y eso ya era un avance.

Taehyung, por su parte, se hallaba sin palabras, cuestionándose tantas cosas. Se suponía que Jungkook no debía de haber reaccionado así tan rápido porque solo estuvieron separados una hora. No era normal, pero callaría eso, por ahora. Pero el que fuera a callarlo no significaba el que no se cuestionase el porqué de eso. Necesitaba volver a la biblioteca.

—Tae —llamó Jungkook—, n-no importa si estoy embarazado o no, ¿ok? Solo quédate conmigo, no te vayas, por favor. Si va a doler, no te vayas, por favor.

Y Taehyung quiere reírse de la irónica situación porque hace poco era él quien le pedía a Jungkook que se quedara y no se fuera.