chapter 24 | falling

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—¿Podrías irte?

—Jungkook, por favor...

—No, Taehyung. Quiero estar solo.

El castaño no quiere rendirse.

Jungkook está recostado en su cama, dándole la espalda, las sábanas azul marino cubriendo su anatomía hasta el pecho. Todo aquello en cierta forma le entristecía, lo hacía sentirse emocional y una parte de sí quería incluso llorar. Pero no lo haría. Solo necesitaba espacio.

Taehyung había mencionado que Jungkook no podía siquiera separarse de él. El azabache quería demostrar lo contrario. Y podía hacerlo. Había pasado tiempo —no mucho— desde la unión, el vínculo se había fortalecido y podían pasar el suficiente tiempo separados como para no sentir la necesidad recurrente de estar juntos.

—Kookie, debemos hablar, cielo. Por favor.

El menor tomó la sábana entre sus dedos y cubrió su cuerpo y cabeza por completo. Esperando que así Taehyung captara la indirecta de que, realmente, él no quería hablar.

Y Taehyung se sintió mal, por lo que sale de la habitación, dejando al azabache solo y con decenas de pensamientos en su mente.

Después de la conclusión de hace unas horas, los vampiros restantes junto a sus marcados se habían marchado por temas que debían investigar. Al conocer de los seres inmortales ahí, parecía ser complicada la situación por la que tendrían que correr. Todo por culpa de los dos fallecimientos.

Porque después de todo, una de sus teorías sí era cierta.

—Kim Taehyung, eres un vampiro antiguo y, por tanto, poderoso y con un sinnúmero de habilidades. ¿Crees que el cuerpo de Jungkook se adaptaría a la nivelación solo porque sí? —había dicho el rubio brujo— Tus habilidades son demasiadas para su cuerpo y sumando que esté encinta todo se vuelve delicado. Sus cambios se deben a ello.

—¿No quiso hablar contigo? —preguntó Hoseok, quien estaba sentado en el suelo aún, aparentemente ligando unas hierbas de las cuales salían destellos verdes.

El castaño negó.

—Dale su espacio —sugiere el rubio.

[...]

Los vómitos no se detienen, a pesar de que lo único que había cenado fue un guiso hecho por el brujo. Siente incluso la bilis subiéndole por la garganta, con una extraña sensación en el pecho y el estómago revuelto.

Taehyung le sostenía el cabello para que no le estorbe, haciéndole las cosas más fáciles al vaciar su estómago por el retrete.

No era justo, ni siquiera había disfrutado lo suficiente de la cena hecha por el brujo cuando ya estaba desplomado en frente de la taza del baño devolviendo lo poco que había comido.

—¿Los vómitos han sido frecuentes? —pregunta Hoseok, tendiéndole un vaso de agua a Jungkook.

—Empezaron ayer —responde Taehyung, preocupado, pendiente al azabache que toma pequeños sorbos de agua.

—Es normal, Taehyung. El cuerpo de Jungkook se está adaptando al cambio —avisa el brujo.

—Es horrible —dice el menor, pasando las mangas de su camiseta por su rostro, quitando las lágrimas traviesas que salieron de sus ojos por el esfuerzo.

Jungkook, con ayuda del vampiro, se pone de pie y toma el cepillo de dientes, depositando el vaso con el agua restante en el lavabo. Hoseok aprovecha para salir del baño, dejando a la pareja sola.

El azabache no quiere alzar la vista al espejo porque sabe que Taehyung lo observa por ahí, esperando por una conversación que él no está listo para tener. Jungkook se siente y está cansado.

Termina de cepillar sus dientes y vuelve a la habitación con el castaño siguiéndolo a sus espaldas. Se recuesta en la cama, pero esta vez sin darle la espalda a Taehyung y cierra los ojos. La cama se hunde a su lado y siente unos brazos envolverle.

—Kook, lo siento —murmura el vampiro.

Jungkook se tensa, soltando todo el aire que hay en sus pulmones y vuelve a relajar los hombros.

—Siento el haberte hecho pensar que no confiaba en ti —prosigue—, lo hago. Pero no pretendía decir aquello en voz alta porque no quería ilusionarme y herí tus sentimientos de camino. Actué mal, lo admito y lo siento.

Jungkook giró su cuerpo, quedando frente a frente con Taehyung. Podía perdonar ese fallo, pero el daño hecho estaba ya.

—No vuelvas a hacerlo, por favor. —pide en voz baja el menor— Te quiero y me hieren esas acciones.

Caliente. Caliente es lo que siente el mayor ante aquellas dos palabras, te quiero. Es la primera vez que Jungkook las suelta y no puede hallarse más feliz.

—Te amo... —responde. Su mano que había descendido a la cintura de Jungkook después que este se había dado vuelta, bajó hasta el vientre de este— los amo.

Jungkook sonríe suavecito, sus dientes y ojos brillan por reflejo de la luz que ilumina la habitación.

Si le preguntaran dónde estaba la galaxia, Taehyung podría decir que estaba en los ojos de Jungkook sin lugar a ninguna duda. Porque en sus ojos se reflejaba lo infinito e infinito era la galaxia, el universo, el amor...

—Bonito.

Podría repetirlo billones de veces. Jungkook es bonito, precioso, tierno y todo suyo.

El caliente que percibe en el vientre del azabache le arrulla y las caricias que había comenzado Jungkook en su brazo también. Los besos quedaban escasos ante las muestras de cariño y aprecio.

Taehyung por fin podría asegurar que había comenzado a tener éxito en su vida inmortal alcanzando de a poco la felicidad. Porque tenía Jungkook y él era feliz junto a su marcado, además, ahora se sumaba la pequeña criatura que crecía dentro del vientre del menor fruto de una unión destinada a ser entre dos seres hechos el uno para el otro.

Jungkook... era otro cuento aparte. Si bien todo aquello no lo había aceptado y pensaba que era una obligación al inicio, las acciones de Taehyung le habían demostrado lo contrario. Porque a pesar de que fue llevado en contra de su voluntad, a pesar de que la unión se dio tan deprisa debido a cuestiones de tiempo —y del destino—, a pesar de todo aquello malo... había empezado a caer por el vampiro. Empezando en el momento en el que lo vio mal cuando no podía tomar ningún tipo de sangre que no fuese la suya e intensificándose en el momento en el que el te quiero abandonó sus labios.

¡Y estaba encinta!

Aún no lo creía, pero los meses próximos a llegar le demostrarían que todo no era un sueño, era real. Y mucho.

Pese a que aún tenía una charla pendiente con Taehyung sobre sus estudios y que tal vez... solo tal vez él quería tener una conversación con Taehyung sobre los valores a implementar en su relación; podía asegurar que su lienzo de vida comenzaba a colorearse de colores vívidos y alegres.

Aún si los colores grises amenazaban con salpicar la obra de arte...

—Debes dormir, mi amor.

Night lovers | taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora