16 ! ayúdate tú solo

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—Déjame ayudarte —De un momento a otro la caja que traía en mis brazos fue arrebatada por los de Chan, el cual caminaba a la puerta sin problema alguno.

No dije nada y tomé otra, me era más sencillo callarme que buscarle pleito a cosas pequeñas. Aparte de que era lindo de su parte haber madrugado un sábado sólo para ayudarnos con el cambió de residencia.

Hyunjin en lugar de hacer algo, estaba dormido en el sofá con Soonie hecho bolita en su estómago, y decidí, que eso era lo mejor que podía hacer, porque si metía mano lo más seguro es que terminara lastimado.

— Te dije que no ayudaras. —Parecía molesto y ese tono brusco en su voz no estaba haciendo el momento agradable.

—Por si no te acuerdas, Bang, estas cajas contienen mis cosas. —La dejé a un lado de las otras mientras papá las comenzaba a subir al coche, mi amigo me miró mal, pareciendo insatisfecho con mi respuesta. Alcance a rodar los ojos mientras ese baboso me tomaba de la muñeca para llevarme al interior de la casa.

—Lo sé, pero te vas a quedar aquí preparando ese jugo de mango que te pidió tu papá. —Me sentó en una de las sillas de la cocina dejando sus manos sobre mis hombros. Sus ojos me miraban con advertencia y yo sólo quería darle con mi puño a su fea nariz.

—Me vale verga. No me gusta no hacer nada, y ese jugo estúpido se hace en menos de cinco minutos porque viene en un paquetito. —Intenté ponerme de pie, pero su fuerza me dejó de nuevo en la silla. Hice un puchero molesto y a él pareció darle gracia eso.

—Mira, Min, sabes cuanto odio que llegues a lastimarte por cargar cosas pesadas. Y no es que esté diciendo que no puedes, pero eres casi igual a Hyunjin cuando se trata de ser cuidadoso.

—¡Pero son mis cosas! —Exclamé. —Y en todo caso el que no debería de estar metiendo mano eres tú. —En cierta parte sólo estaba haciendo drama porque ya estaba cansado de tantas cajas, si por mí fuera no ayudaría con nada, pero tampoco quería dejarles todo a ellos cuando ya habían hecho bastante con sacar mi cama.

—Entonces haz el jugo y en cuanto termines regresas ayudarnos, si te cansas te tomas un descanso y después sigues. Lo único que pido es que no te esfuerces de más.

—Te estás comportando como mi papá.

Él rio y asintió pareciendo cómodo con la idea. —Di lo que quieras, sólo trata de no lastimarte.

—No tengo por qué salir lastimado. —Me levanté de la silla cuando sus brazos perdieron fuerza. Subí mis manos a su cuello y lo acaricié de forma lenta. Nuestras estauras hacían gran diferencia, pero comenzaba a gustarme el hecho de verme pequeño al lado de ellos. —Estás haciéndome ver como si fuera alguien débil cuando no lo soy, Chan.

—No lo eres, Min, lo sé. —Dijo de forma pausada con su voz aterciopelada.

Sentí esa vibración en nuestro alrededor, la calma que transmitía su cuerpo y lo dulce que lograban ser sus dedos que sujetaban mis manos.

Con uno de mis dedos golpeé su pecho aún con su mirada chocando con la mía. —Llevo nueve años de mi vida haciendo las cosas por mí mismo, ¿Qué te hace pensar que ahora puedes venir y decirme que hacer?

Y se rompió, ese dulce momento de paz se había ido dejando el aura fuerte de Bang.

Se puso a mi altura, su aliento chocando con el mío mientras sus ojos comenzaban a retarme. Mis manos se aferraron a lo angosto de su cuello con algo de miedo. Cuando Chan suele poner su rostro serio no es que te esperes abrazos y besos.

Sé que no soy lo que necesitas, pero no por eso voy a dejar de intentar ser lo que mereces. —Aquel tono agrio se coló por mis oídos. De repente me sentí extrañado porque él no solía hablar así, al menos no a mí.

𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒐́ ⎯  minsung / banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora