Estaba listo, esperando por ese estúpido chico al cual estaba dejando que me usará como un trapo de cocina mugroso. Evité amargarme a toda costa, pero esa sensación de mugre no podía apartarse de mi cuerpo al saber que ese baboso estaba contento.
Y era mi culpa, pero repetirlo no haría que fuera diferente.
Papá estaba abajo, sabía que saldría pero él, pero creía que todo se debía a que estábamos enamorados, cuando no se daba cuenta que de amor por el otro lado no había nada, al menos no aquello que yo tanto deseaba.
Y me veía como un tonto quejándome de ello, ¿Pero qué más podía hacer? ¿Fingir qué todo estaba bien y que amaba el hecho de compartir un momento poco amoroso sólo para cumplir con lo que su padre no quería? Si yo era estúpido, ese vato pendejo lo era más.
Bajé en cuanto escuché el ruido de la bocina, me despedí de papá lo más rápido que pude para que mi sufrimiento terminara más rápido. Sentía que entre menos rápido fuera el tiempo, mi odio podría llegar a consumirme.
—Gracias por hacer esto —Dijo una vez que estuvimos de camino a su casa. El ambiente era tenso y sus palabras no lo hicieron más ligero.
No hablé, preferí mantenerme callado porque sabía que sí decía algo, una mísera palabra, podría cagarla.
Porque moría por decir esa estúpida cosa que terminaba en amo, y sabía que si lo decía, me vería más tonto de lo que era, sólo porque no lo iba a recibir con la misma fuerza. Y de nuevo, ese era mi egoísmo hablando, sabiendo que merecía más de lo que en realidad se me estaba brindando.
Y odiaba dejar que mi cabeza no pensara como se debería cuando se trataba de Jisung, porque de ser así, estaría recostado en mi cama llorándole a Soonie porque soy un baboso.
Al llegar, me ayudó a bajar bajo la mirada atenta de su padre, el cual estaba en la puerta de su hogar mientras abrazaba a una bella mujer pelinegra de ojos grises.
Los saludos fueron incómodos, incluso la pareja del señor Han se vio apenada por la situación, pero nadie podía culparla, ella no era responsable de las actitudes del padre de Jisung.
Intenté no rodar los ojos cuando su mirada se posó en mí, como si fuera un total desconocido cuando era el mejor amigo de su hijo, ahora 'pareja'.
— Minho —Fue lo único que dijo para después tomar la cintura de su novia y dejarnos atrás.
Jisung gruñó y yo sólo crucé mis brazos sobre mi pecho, esa actitud que ambos estaban tomando era realmente ridícula, se veían y parecían querer brincar sobre el otro.
Y es aquí donde me preguntaba, ¿Es que el señor Han creía que Jisung estaba en desacuerdo con su relación? Porque de ser así, no conocía al Jisung que mis ojos veían todos los días.
« Dos jotos »
Y es que no podía hablar pestes de mi amigo, aquel que fue el primer niño en mirarme sin asco.
Tal vez por eso, también me aferraba mucho a lo nuestro.
« Eres un estúpido, Jisung, mira que meterte con un chico cuando mujeres había de sobra »
La cena ya había comenzado, y podía decir que el ambiente no era para diferente como cuando mi familia se juntaba con la de mamá, era realmente pesado ingerir lo que fuera, más esas miradas juzgonas sobre tu cara, siempre buscando hasta el más mínimo detalle para decir lo peor.
Y su padre no estaba siendo del todo agradable; sonriendo forzado, mirando con repudio a nuestra dirección sólo porque su hijo estaba casi pegado a mi cuerpo.
« Pudiste conseguir algo mejor »
Y él no dijo nada. Yo preferí no defenderme porque si él no lo hacía, ¿Qué ganaría?
Mi rostro era serio, ni siquiera podía fingir que estaba del todo bien con el momento, porque estaba que moría por echarme a llorar de la desesperación que comenzaba acumularse en mi cuerpo. Y él lo notó, eso sí lo notó.
—Tranquilo, Min, sólo media hora más y nos podremos ir. Te daré amor por más que no te guste, pero estaré contigo. —Su voz sonó dulce, dejando un besito en mi mejilla en forma de consuelo, aquel dulce gesto que sacó una pequeña sonrisa de mi parte.
—No hagan eso. —Fue duro, se mostraba molesto.
—No tienes que decirme que puedo hacer y que no, menos cuando no estoy haciendo nada grosero delante de ti. —Jisung comenzaba a enojarse, porque él no necesitaba de mucho para hacerlo.
—Ya, no digas nada, sólo harás el momento más tenso. —Susurré sólo para él, lleve mi mano hasta la suya y la acaricié lentamente. No supe si eso había ayudado, pero decidí ignorar todo tipo de 'incomodidad' en mí.
El señor nos miraba, su mirada posada en nosotros me hacía querer encogerme en mi asiento y no salir de debajo de la mesa.
Al poco tiempo, cuando la comida ya estaba terminando y el ambiente más ligero, él pareció ver el momento correcto de acabar con todo.
Sujetó mi cara entre sus manos, acariciando mis mejillas entre sus suaves, su mirada posada directamente en mis labios. Sabía lo que seguía y el llanto lo sentí tan cerca, pero no alcancé a hacer algo, porque de repente nuestros labios estaban juntos en un beso tosco y para nada romántico.
No hubo brillo.
No hubo amor.
No hubieron esas chispas.
No hubo esa sensación de calidez.
Sólo ganas de llorar y de correr.
Sus labios pegados a los míos moviéndose de forma brusca buscando que respondiera, pero yo no podía, no podía hacer nada más que cerrar mis ojos y aceptarlo, pero eso sólo hacía que el sentimiento de uso incrementara.
Cuando lo sentí lejos seguí sin abrir mis ojos, porque verlo lo haría peor.
Sentí su mano en mi mejilla, llevándose esa lágrima traicionera que me delató, aquella que lo hizo tomar la decisión de irnos.
Pero ya estaba, mi corazón estaba ardiendo causando que quisiera echarme a llorar.
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𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒐́ ⎯ minsung / bangho
RomanceLos resultados de un gusto que crees pasajero no siempre terminan siendo buenos. A veces creemos que callar es mejor que decir lo que de verdad sucede por miedo a arruinar todo en lugar de ver el lado positivo de las cosas. Cosas buenas como malas...