𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒐́ ⎯ minsung / bangho

página diez

Ahora que lo pienso bien, la palabra "te conozco lo suficiente como para saber que tienes algo" es tan falsa como tú.

Ambos la utilizan sólo para obtener algo de información esperando poder ayudar y cubrir esa herida. ¡Pero no es así! Las heridas no sanan con sólo palabras, si no también con hechos y motivos, pero él parece no verlo. Cree que yo seguiré aquí esperando que todo vuelva a ser como antes, cuando yo me rendí hace bastante de ver algo nuevo. De esperar un futuro mejor con ellos.

Papá habló conmigo ayer, dijo que había notado mi actitud más asquerosa que de costumbre. ¿Cómo le puedo hacer entender que yo soy esa cosecha que él y mamá se encargaron de regar?

Yo soy su primera cosecha. Aquella que jamás es cuidada con amor, aquella que fue más un error.

Yo soy lo que ellos hicieron conmigo.

Yo soy así por culpa de ellos.

Yo soy responsable de mis acciones, pero eso no cambia que ellos tienen gran parte de la culpa.

Y odio referirme a mí como si fuera un asco de persona. Cabrón, tengo dieciséis, claramente tengo muchas cosas buenas por las cuales ver, pero aquí estoy quejándome como viejo amargado que no hizo nada bueno de su vida.

Crecí con mis tíos, todos siendo mayores y cargando con sus problemas que fácilmente me transmitieron aún cuando tenía seis años; miedo a fallar, a las relaciones, sensibilidad y baja autoestima –porque sí, cada uno de ellos me hizo saber que mi existencia no era importante–.

Jamás dejes que los demás te digan que eres feo o que no sirves para nada. Jamás dejes que ellos te hagan sentir inferior. Jamás dejes que ellos te hagan sentir un asco por tu apariencia. Jamás dejes que ellos te vean llorar, por su arrepentimiento no sirve de nada. Y sobre todo no seas como ellos.

Te lo digo porque tú ya tienes más valor del que debería, cosa apestosa.

Pero no le digas eso a Han. Él no sabe sobre mi vida en la granja. Él no sabe nada sobre mis llantos por la noche o mi miedo de morir.

Prefiero que crea que soy así porque tengo miedo a ser dañado. No porque ya lo estoy.

Tal vez por eso es que jamás le guste; porque no lo dejé conocerme como debería.