24 ! un cierre bien hecho

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Apreté el chocolate en mi mano sintiéndome nervioso de repente, ¿Qué había pasado con toda esa seguridad con la cual me había despertado y entrado a la escuela? Porque parecía habérsela tragado un hoyo debajo mío. Al igual que mi labio se encontraba siendo mordisqueado por mis dientes con la suficiente fuerza para hacerle daño. Pero no podía simplemente pasar esto de largo, era catorce de septiembre, cumpleaños de Jisung y, yo quería que él viera que aún me importaba, como amigo.

Por eso mismo llevaba uno de sus chocolates favoritos.

Me había separado de los chicos sin decirles a dónde iba, pues esto era algo que tenía que hacer solo. Me acerqué por detrás con mi cuerpo temblando, toqué su hombro dando pequeños golpecitos y cuando él volteó no pude evitar sonreírle.

— Hola

—Hola — Dijo sonriendo de la misma forma. Le tendí el chocolate y él lo tomó sin dejar de mirar mis ojos. —Creí que lo habías olvidado.

—Jamás olvidaría tu cumpleaños. —Junté mis manos y vi como abría el chocolate para después darme un pezado. Le agradecí sin saber que más decir. Era tan extraño como lindo volver a tenerlo ahí, parado frente mío con una sonrisa como si nada hubiera pasado.

Y como todos decían; a veces había que olvidar para aprender a vivir.

Aunque yo y mis frases de google éramos muy contradictorios.

—Y yo ver esas películas sosas pero que nos siguen haciendo reír.

—O esos dulces ácidos que tú tanto amas pero que yo odio. —Asintió. —Pareciera que fue hace mucho.

—Técnicamente un año. Por si olvidaste, las personas cada año cumpli–

Corté su palabrerío antes de que siguiera. Estaba nervioso, se veía a pesar de su sonrisa. Nadie lo conocía mejor que yo, cada pequeña reacción o la forma en la que sus manos me decían como estaba. —Me refería al estar juntos, pareciera que fue hace mucho tiempo cuando en realidad pasó un mes.

—Cuando estas haciendo las cosas bien el tiempo parece no tener fin. —Rio, yo también lo hice. —Moría por volver a tenerte cerca de mí, pero entendí que debía dejar que tú construyeras tu camino bajo tus decisiones, y si en ese camino yo no formaba parte, —Suspiró, seguido de una mirada triste. —entonces no me iba a quedar de otra mas que aceptarlo.

—De una u otra manera te quiero en mi vida, siendo mi amigo como al principio. —Me acerqué, coloque mis manos en sus hombros y los apreté para después alejarme. —Quiero a mi mejor amigo, aquel que ríe por tonterías y siempre ve las cosas buenas de la vida.

—Entonces yo también te quiero Minho, pero no ese Minho que se escondía, si no a este que se ve más alegre. —Asentí. Ambos tendríamos esas versiones que tanto nos gustaban del otro, seríamos de nuevo esos amigos que quedaron en el olvido por sentimientos brutos.

—Así que Ryujin...

—Así que Christopher... —Repitió causando mi sonrojo. —Lo veía venir, él siempre pareció gustar de ti.

Entrecerré mis ojos y asentí con esa misma sonrisa que dejaba a la vista mis dientes. —Él fue realmente lindo.

—Siempre lo ha sido, pero no habías podido verlo. Ahora que ya te has dado cuenta, me hace sentir feliz de que él te dé todo lo que mereces.

— Y le daré más si él así lo quiere. —Arrugué mi nariz al escuchar su voz desde atrás. Sus manos lentamente se deslizaron por mí cintura y una sonrisa estúpida quiso aparecer en mi boca. Jisung me miró burlón y quise meterle un putazo para que dejara de hacerlo. —Bien dicen que al que madruga Dios le ayuda.

—Tú no crees en Dios.

—No creo en lo que dice la iglesia que es diferente, bonito. —Rodé los ojos y lo sentí más cerca con su cabeza posada sobre mis cabellos.

—Hey, yo también quiero morrita para agarrármela a besos. —Se quejó el baboso mayor. Jisung rio y acomodó la mochila sobre su hombro.

—Ryujin iene una amiga, se llama Yeji, ¿Quieres conocerla? —Él asintió frenético y tomó del codo a Han caminando apurado.

—¡Nos vemos en el almuerzo si es que sigo vivo!

Yo me quedé como estúpido mirando en su dirección aún cuando ya no estaban. Pero no olvidé golpear la mano de Chan cuando capte.

—¿Celos?

—Oye, yo no dudo de tu amor. Dudo de ese viejo baboso que te miró con cara de cola. —Reí y me di media vuelta mientras le sonreía con la cabeza alzada. Sus manos se entrelazaron en mi espalda y yo me sentí toda una niña mensa con su primer amor. —¿Por qué te ves tan bonito cuando sonríes?

—¿Y tú por qué te ves tan guapo cuando te pones todo serio? —Él no contestó y eso me dio mayor satisfacción. —¿Ves? Pero si eres una cosita re tierna.

Él se agachó y me besó, yo correspondí de la misma emoción que él.

Bien decían que el primer amor no siempre es el correcto.

Bien decían que el primer amor no siempre te deja satisfecho.

Pero siempre viene un romance con el equilibrio perfecto.

Y ahí en medio del patio de la escuela, donde mis brazos se encontraban jugando con sus cabellos largos y sus manos jugueteando con el borde de mi blusa, para mí ya no hubo más dudas.

Porque amaba decirlo, repetirlo, era él sin duda alguna.

𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒐́ ⎯  minsung / banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora