26 ! ¿puedes ver todo aquello que has avanzado?

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—Deberías de darles un oportunidad.

— No es lo que quiero en mi vida, Chan.

—¿Y si ellos cambian?

—Mira, les tengo cariño, pero no deseo que sean parte de mi vida. Sé que ellos no van a cambiar por más que los demás digan que sí. Pero yo conozco a mi familia y ellos no son así. Y tampoco deseo que lo hagan, pero si puedo poner una raya y mandarlos a chingar a su madre; entonces lo haré. Estoy pensando en mí, lo que yo quiero y necesito, por años me olvidé de eso para complacer a los demás, y hoy ya no pienso seguir con lo mismo.

» No me interesa si ellos creen que es algo incorrecto, mucho menos en cómo se van a sentir después de eso, ¿Qué clase de persona sería en pensar en los demás pero no en mí? Se supone que para mí una de las personas más importantes debo de ser yo.

¿Saben de esa sensación de orgullo cuándo terminas de decir algo que está bien? Porque era algo que comenzaba acompañarme.

Sonrió y me sujetó más fuerte de la cadera, sus ojos adormilados y esa sonrisa cansada se vieron extremadamente lindas en él.

—Estoy tan orgulloso de ti, bonito. Porque recuerdo a ese Minho que decía ser una mierda y que se hundía aunque intentaba aparentar que no era cierto. Te recuerdo y eso no hace que mi amor por ti sea menos, pero no puedo evitar que me gustes más de esta forma.

Yo también.

Y es que yo también me gustaba, me sentía bien y eso se notaba. Me quería lo suficiente como para decir que era bello con cada cosa fea que aún se pueden ver.

« Me gusta esa cicatriz en tu abdomen, porque yo no puedo odiar nada de tu cuerpo. Porque ellas jamás se irán, seguirán ahí formando parte de ti. Ahora lo que queda es amarlas. »

Adoraba la forma en la que él paseaba con la yema de sus dedos cada una de las heridas del pasado, el como con su corazón creía que podía sanarlo. Y yo reía sabiendo que eso no podía ser así, pero esas buenas intenciones estaban ahí.

Porque él no decía que era perfecto, porque era realista apesar de todo.

Aunque decía que era perfecto para él. Que yo era aquello que él quería. Que yo cumplía con sus exceptativas.

Y él también cumplía las mías, no me había dado cuenta de lo bien que encajaba con mis deseos de chico esperado. Y lo único que tenía que hacer era mirar al otro lado para poder encontrarlo.

Porque no todo era derecha e izquierda, a veces era al revés.

« Decías odiar tu peso, búscaste la manera de ser alguien nuevo y lo has logrado. Pero el amor propio no se basa sólo en si estas delgado o gordo. Eres otro, ¿Pero te amas o sólo finges hacerlo? »

No fingía nada, porque ahora estaba alcanzado ese nivel de aceptación y amor que tanto busque.

Y es mi camino, mis dos meses recorridos en todo esto.

Y aunque faltara más, eso no quería decir que dejara de sentirme orgulloso por lo que había logrado.

Sólo hacía falta de deshacerme de aquel peso que seguía cargando.

Acomodé mi cuerpo sobre el suyo aún sin detener mis movimientos en su cara, mis piernas al lado de sus caderas mientras él mantenía sus ojos cerrados con su espalda recostada en el frío piso de la sala. Las calcomanías le daban un contraste diferente a su cara, y me parecía tierna la forma en la que sus pómulos tomaban color y apretaba mi cadera con vergüenza.

—¿Ya? —Preguntó ansioso para después morder su labio. Una mala maña, de esas que se pegaban.

—No, sólo espera un poco más.

𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂́𝒔 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒐́ ⎯  minsung / banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora