Capítulo 19.

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Lena.

La mirada estaba puesta directamente en ese nuevo proyecto, una campaña de tenis que había llegado desde el otro lado del país debido a la gran visibilidad que habían tenido nuestras campañas anteriores; esto me había ayudado a poner un piso considerable a la deuda que teníamos con Kara. Y pese a este pick de buena fortuna, no era suficiente como para solventar del todo el hoyo financiero en el que nos había sumergido mi propio padre.

—No deberías trabajar tanto. — Lex como siempre, seguía con su manía de aparecer de la nada. — A veces es bueno hacer un alto. — Él se dejó caer fuertemente contra la silla giratoria. — No puedes enfermarte, no cuando eres la única que ha logrado sacar a flote nuestra empresa.

—Tú has sido un buen financiero. — Sabía que en parte Lex se culpaba por no darse cuenta del desfalco de nuestro padre. — Si no fuese por tus gestiones, jamás nos hubiésemos levantado con lo poco que nos quedaba.

—No, Lena. — Lex parecía estar completamente nostálgico. — Si no fuese por mí, en primer lugar nunca hubiésemos pasado esto. — Podía ver en sus ojos que seguía culpándose. — No tenías por qué sospechar de alguien que se supone que nos cuidaría, hermano, ese no era tu deber.

Lex sonrió cabizbajo. — Aun no comprendo cómo es que siendo la menor, siempre sabes cómo cuidarnos. — De inmediato dio unos pasos torpes, hasta llegar hasta donde estaba en un abrazo fraterno. — Eres el ángel de la familia Luthor.

Un beso distraído llegó después. — No creo que vinieses a alabarme, Lex.

—No, venía a decirte que un tal Jake vino a verte. — Terminó por concordar. — ¿Lo conoces?

Su nombre me parecía conocido, demasiado familiar para mi propia cabeza. — ¿Jake? — Mi hermano asintió. — ¿Conoces el apellido de ese hombre?

Lex me miró compungido. — Es Robins. — Un apellido que claramente no escuchaba hace demasiado tiempo y él lo sabía. — Y Lena, vine personalmente a informarte porque el parecido que ese tipo tiene con Jack es impresionante.

—¿Jack?

Padecía un miserable estado de catatonia que no me permitía decir más. — Lena, sé cuánto te puede afectar esto. — Concordó Lex. — Pudo atenderlo yo, personalmente y decir que estás indispuesta. — Cuidadosamente tomó mis manos y me miró a los ojos, intentando decir que estaba ahí para mí. — Puedo decir cualquier cosa para que tu no tengas que verle.

Mi alarido salió casi de inmediato. — ¡No!

—Pero, Lena...

Negué cuidadosa. — Jack es alguien a quien quise mucho, pero es un capítulo cerrado en mi vida. — Sabía que Lex estaba reticente, quizás por mi rostro compungido. — Hermano, aunque no lo creas, Jack ya está siendo parte de mi pasado y no como un recuerdo negro, sino que como alguien quien me enseñó a querer de verdad, sin embargo, él no fue mi más grande amor, solo fue un amor lleno de inocencia; Jack fue un primer amor que llevaré toda la vida en mi corazón, pero eso no significa que cada vez que aparezca su fantasma, él desarmará mi vida.

Él me dio una sonrisa dulce, como esas que se dan a un hijo orgulloso. — Sé que tú eres capaz de todo, Lena. — Cuidadosamente dejó un beso en mi frente, similar a esos que me daba cuando yo era una niña pequeña y él un adolescente, que me prometía dedicar una noche completa a hacer experimentos con imágenes en su computadora. — Eres mi superhéroe.

De inmediato mi hermano se puso de pie, alisando el traje gracias a esa manía instalada que sin querer había tomado de nuestro padre. Con ese porte elegante caminó hasta la puerta, dándome esas miradas furtivas que me hacían ver que estaba tremendamente orgulloso, y que, de saber que no se ganaría un golpe a pulso, se arrojaría con los brazos abiertos a alzarme como solía hacerlo cuando era una niña y él era un adolescente rebelde.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora