De misiones secretas y otros desastres.

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Lutessa

Mamá decía que tenía que cuidarnos, pero Lori y yo sabíamos que no se daba cuenta de muchas cosas importantes. Hoy era uno de esos días en los que todo tenía que salir perfecto, así que me puse en cuclillas junto a la cama de Lori, susurrando como en las películas que habíamos visto juntas.

Porque claramente y sin dudas, nosotras éramos un par de espías huyendo de mami Kara.

—¿Estás lista? —le pregunté, con los ojos brillando de emoción. — Tenemos que salir pronto.

Lori asintió con entusiasmo, todavía abrazando su peluche favorito. Sabía que no lo iba a soltar ni aunque estuviéramos en medio de la misión más secreta del mundo, porque era su manera de tener seguridad y de dejar esa ansiedad de desobedecer a nuestras madres.

—Kripto está listo, ¿verdad? —Lori preguntó mientras miraba hacia la puerta, donde el gran perro blanco nos observaba, moviendo la cola como si entendiera todo el plan. — ¿Estás listo, bonito? ¿Irás con nosotros a ver a nuestro hermanito?

—Claro que está listo —le respondí, poniéndome mis zapatos deportivos sin hacer ruido. Mamá estaba en la habitación contigua, pero estaba hablando por teléfono, y eso siempre la distraía un poquito, así que podríamos salir sin que ella lo notara. — Es un chico listo, ¿verdad?

Kripto ladró bajo, como si nos estuviera dando su señal de que era el momento y de que entendía con claridad que esto debía ser algo silencioso y lleno de cautela. Tiré de la mano de Lori para sacarla de la cama, y juntas corrimos hacia la puerta trasera de la casa, evitando a nuestra madre un poco distraída.

—Liam no puede estar sin nosotras, Lu. —Lori susurró cuando llegamos al jardín. Sus palabras me llenaron de determinación. Tenía razón. Liam, aunque era más callado y no decía mucho, nos necesitaba. — Él no sabe estar solito, no sabe estar sin nosotros.

—Por eso vamos, Lori. Solo para asegurarnos de que está bien —le expliqué con seriedad. Teníamos que comprobarlo. Después de todo, Liam era nuestro hermanito pequeño y aunque él no siempre hablaba o jugaba como los demás niños, no sabíamos si podría estar en este ambiente un poco hostil, que no lo comprendía del todo. — Podemos solo... solo... mirar por la pared de atrás, para asegurarnos que ningún enano malvado le esté molestando.

—No entiendo eso de que nos suspendieran.—dijo Lori, caminando con pasos firmes detrás de mí mientras Kripto nos seguía, agachado y en modo espía. — No hicimos nada malo, solo golpeamos a unos cuantos niños odiosos. — Defendió con premura. — Ellos tuvieron la culpa, ¿verdad?

—Si. — Solté con seguridad. — Esos niños se burlaron de Liam, lo estaban incomodando. Y no vamos a permitirlo —le respondí, con un poco de orgullo.

Lori me miró con esos grandes ojos suyos, como si lo entendiera todo a la perfección.

Siempre escuchaba que mamá Lena decía que mis ojos se parecían mucho a los de mamá Kara, pero los de Lori, aunque fuesen del mismo color que los de mami Kara, transmitían algo especial que me hacía recordar a mamá Lena.

—Los golpeamos solo un poquito. —dijo Lori, dándole un golpe al aire con su manito.— Son unos llorones.

—Sí, pero solo porque se lo merecían —respondí, con un tono de justificación.

Al llegar a la reja, Kripto se adelantó y saltó con una facilidad increíble. Yo sabía que mamá nos encontraría tarde o temprano. Pero mientras tanto, teníamos que actuar rápido. Me aseguré de que Lori se mantuviera pegada a mí.

—¿Y si mamá se enoja? —preguntó Lori, un poco más nerviosa ahora.

—No se va a enojar. Le diremos que solo queríamos ver a Liam, eso siempre la tranquiliza —dije, segura de mi respuesta, luego recordé algo que había escuchado decir a mami Lena. — Además, recuerda que tiene debilidad por nuestras miradas, mami Lena siempre lo dice, no puede resistirse a estos ojitos.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora