Alex.
El nerviosismo de la casa era latente, y lo peor de todo es que Kara no estaba ayudando a que esto pasara de la manera más amena posible, ya que llevaba más de 20 minutos desaparecida, sin dar señal alguna de estar viva. La casa a la que ella y Lena se habían mudado era el doble de grande que el mismo apartamento, que ya era demasiado grande, así que encontrarla no era una hazaña fácil.
Había recorrido concienzudamente cada lugar que ella solía utilizar cuando estaba nerviosa, cada lugar y no estaba en ninguno; luego comencé a pasear directamente por los espacios que recorría Lena, pensando que quizás en su intento por encontrar tranquilidad en su ausencia, fuese a buscar estos lugares que conservaban su esencia.
Me equivoqué de manera rotunda, ella no estaba por ningún lado.
De un momento a otro, pensé que quizás podría encontrarse en la habitación de los niños, pese a que eso parecía ser improbable, ya que era conocido que Liam solía tener reacciones exacerbadas cuando veía a su rubia madre. Sin embargo, corrí hacia el lugar aunque no tuviese esperanzas.
De pronto, como si fuese una especie de aparición espectral, la figura de Kara, con el pantalón del traje y la camisa abierta aparecieron de pie frente a la cuna de Liam; ella estaba inmóvil, como si desease corroborar que estaba viendo algo real.
—¿Kara? — Le llamé cuidadosa, sabiendo que cualquier movimiento en falso podía desatar una reacción extrema. — ¿Estás bien? — A pasos lentos me acerqué, suave, hasta que cuidadosamente logré poner la mano en su hombro. — Debes terminar de vestirte. — Ella solo asintió sin llegar a moverse. — Sé que extrañas a Lena, pero necesito que te vistas o llegaremos atrasadas.
La vi volver a asentir. — Creo que me estoy volviendo loca. — Me lanzó de la nada. — Creo que la ausencia de Lena me está haciendo ver cosas.
—No estás loca, Kara. — Intenté desacreditar de inmediato. — Solo... solo no estás acostumbrada a estar sin ella.
—Debo estarlo. — Cortó de inmediato. — Es eso o Liam realmente me ha sonreído.
Mis ojos siguieron la línea de visión de mi mejor amiga, encontrándome al niño de tres meses que estaba recostado en la cuna, mordisqueando un juguete que de pronto se sacó de la boca y le sonrió a su madre estupefacta.
—¿¡Lo ves!? — Gritó, arrancando otra sonrisa un tanto torcida al niño. — ¡Me ha sonreído! — Sus manos tomaron de inmediato mis hombros. — Dime que no estoy loca, dime que no me he trastornado porque extraño a mi Lena.
Le devolví el apretón de hombros. — No estás loca. — Cuidadosamente palmeé su brazo. — En efecto te ha sonreído.
—Pero él solo quiere a Lee. — La vi volverse completamente estupefacta. — Llora cada vez que me ve. — Sus manos se aferraron a la baranda de la cuna, quizás intentando buscar un soporte. — Me odia.
—¡Eres su madre!
—Que le quita su otra madre. — Argumentó. — ¡Me ha odiado desde que nació! — De inmediato la vi extender su mano sobre el vientre del niño. — Pero, hoy sus ojitos azules brillan como dos estrellitas preciosas y me ha... él me sonríe.
Kara estaba sonriendo, era una sonrisa tan similar a la de ese niño que nadie jamás se atrevería a decirle que ese bebé no era de ella, porque pese a tener un lustroso cabello azabache, la esencia de la rubia estaba plasmada en él.
—Lo entiendo. — Musité apretando su hombro. — Pero necesito que termines de vestirte, porque llegaremos tarde.
La rubia atolondrada extendió la mano sobre el vientre de su hijo. — ¿Podemos llevarlo?
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La deuda de Los Luthor. - Supercorp
FanfictionLionel Luthor era un hombre de familia, dedicado y un empresario audaz; nada hacía presagiar que un infarto lo arrebataría de los brazos de su preciada familia, y en el camino revelara todos los trapos sucios que el patriarca de Los Luthor había pat...