Crimen y Castigo.
Kara.
—¿Entonces? — Llevábamos un par de horas con el trasero clavado en la celda, donde seguramente pasaríamos la noche, porque no había manera de que mi hermosa mujer me perdonara la insolencia de haber denegado sus primeras órdenes. — ¿Cómo es que conociste a tu esposa?
Vi a Maya sonreír con orgullo. — Por una nariz cercenada. — Eso definitivamente no podía ser un comienzo. — Un hombre fue atacado por un oso y yo tuve que llevarle la nariz al cirujano para que se la reimplantara. — Para mi sorpresa, los de la bombera brillaron con añoranza. — Esa misma noche, cuando pensaba que todo se estaba yendo al carajo, Carina apareció en el bar y me dio la sonrisa más dulce de todo el mundo. — Esa mujer besaba el piso que su esposa pisaba. — Después de eso empezamos una especie tumultuosa carrera para poder ser lo que somos ahora.
—¿Las niñas no afectaron su relación? — Alex parecía interesada, pues ella estaba aún experimentando esas nuevas emociones que la remecían por primera vez en la vida. — Me refiero... no quiero...
—Tranquila. — Ambas sabíamos que Alex amaba profundamente a Sam, pero nunca había experimentado el mantener una relación con un bebé en ella. — Alex, sé que puede parecer que nunca más tendrán espacio para el romance, pero tienes que darte el momento. — Con cuidado se acomodó, acercándose un poco más a mi prima, quien parecía estar a punto quebrar su cuello con el intento de escuchar. — Muchas veces no es necesario que hagas una gran puesta en escena, pero puedes darle unas flores, pueden cocinar juntas o incluso tomarse una ducha cuando los niños duermen. — La manera frenética de asentir de la interlocutora hizo comprender que estaba tomando nota mental de cada cosa. — Depende de ustedes, de no caer en una rutina y en no dejar de enamorarse.
De inmediato sonreí. — Y claramente, no llevarle la contraria a tu esposa. — Susurré, encontrándome con un par de miradas atormentadas, agravadas por un par de morados productos de los golpes. — Porque definitivamente, una vez que salgamos de este calabozo, ellas nos asesinarán.
Maya jadeó. — Carina me habla en italiano cuando se enoja. — Si, yo lo había escuchado. — Y yo no sé hablar italiano. — Aparte de eso, la esposa de la bombera tenía una afición a hablar lo más rápido que su boca le permitiera. — A veces Camille o Andrea me traducen, pero no me gusta que se involucren en nuestras discusiones.
—¿Le pusiste Andrea a tu hija por tu mejor amiga? — Alex sabía que ese nombre me causaba un cierto resquemor, pero la niña de la persona que había estado dispuesta a ir a la cárcel por apoyarme podría cambiar eso. — No es normal que sean amigas tan cercanas.
La rubia negó. — Es el nombre del hermano fallecido de Carina, el falleció siendo un gran hombre que defendió a una niña. — Maya hizo una pequeña pausa para sonreír. — Es un honor que mi hija lleve el nombre de ese gran hombre y de esa persona tan importante para el amor de mi vida.
Por un momento quise preguntar, pero el oficial apareció en la puerta de la celda con una mirada de pavor.
—Es primera vez que le aconsejaría a un preso que decidiera quedarse en esta celda. — Balbuceó un chico de no más de 35 años, moviendo las llaves completamente nervioso. — Sus esposas han llegado por ustedes.
—Fue un placer conocerlas. — Medio murmuré. — Pero hoy en la noche me van a arrancar la cabeza.
—¿Tienes un traductor que pueda registrar todo lo que me dice Carina? — Maya parecía desesperada. — ¡Oficial! ¡Necesito un intérprete antes de que me condenen a muerte!
Alex se volvió a sentar. — Yo creo que me quedo. — Murmuró. — Señor oficial, esa mujer enojada no es mi esposa, yo aún no le pido que se case conmigo.
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La deuda de Los Luthor. - Supercorp
FanficLionel Luthor era un hombre de familia, dedicado y un empresario audaz; nada hacía presagiar que un infarto lo arrebataría de los brazos de su preciada familia, y en el camino revelara todos los trapos sucios que el patriarca de Los Luthor había pat...