Capítulo 43

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N/A: Capítulo centrado en Alex y Sam.

Ruby.

—¿Cómo es que mamá se tragó a mis hermanitos? — Pregunté sin comprender la situación a que llevó que mis hermanitos estuvieran en la barriga de mamá. — ¿Y por qué no pueden salir a jugar? Solo debe dejarlos salir.

Antes de que pudiese hacer otra de las preguntas que me habían torturado desde que me enteré, mami escupió el café y comenzó a toser como si le doliera la garganta. Claramente mamá iría en su rescate y le limpiaría el rostro, porque a veces trata a mami como un bebé.

—Amor. — Exclamó horrorizada mirando a mamá. — No estoy lista para explicarle esto... yo... yo... — Parecía asustada. — ¡No puedo explicarle esto!

—Contrólate Alexandra Danvers. — Yo no sé como en ese momento mami no se orinó en los pantalones, porque es más que sabido que cuando mamá utiliza tu nombre completo es porque va a correr sangre. — Deja de hiperventilarte cada vez que te pregunta algo.

—¡No puedo decirle como se hacen los bebés! — No entendía, tal parece que todo tenía que ver con mi pregunta. — ¡Ella es un bebé!

Negué. — Ya no soy un bebé, mami. — Ella parecía ser alguien sin huesos cada vez que le decía así. — Ya voy a la escuela y ya duermo solita.

La vi acercarse cuidadosa, tomándome en brazos para acunarme. — Tu siempre serás mi bebé, cielo. — De pronto, un beso se posó en mi cabeza, de esos que te hacían sentir especial. — Sabes que te amo como a nadie.

—Lo sé. — Intenté liberarme de la fuerza de su abrazo. — Pero quiero saber como es que mis hermanitos están en la barriga de mamá. — Claramente me ignoraron y mami Alex solo me abrazó más fuerte. — Le voy a preguntar a tía Kara.

Mamá se arrodilló frente a nosotras, dándome una caricia en el rostro. — Cielo, no tienes que preocuparte por eso. — Quise decir algo, pero me dio una sonrisa comprensiva y continuo. — Mami me regaló esos bebés, y como son tan pequeños debo protegerlos, así que los guardé cuidadosamente en mi barriga para que puedan crecer y puedan jugar contigo más adelante. — De inmediato le dio una mirada a mami y ordenó como si fuese dueña del mundo. — Ahora, dejen de perder el tiempo y vayan a la escuela, no quiero que la directora vuelva a llamarme porque llegan tarde.

Rayos, nos habían descubierto. — Amor, es que Rubs insiste en dar la vuelta al parque de los perros cuando vamos de camino. — De inmediato me giré, viendo como mi propia madre me traicionaba por intentar salvarse. — Tu sabes que yo no me puedo resistir a esa carita, mucho menos cuando la criatura tiene tus mismos ojos hermosos.

—¡Traición! — Grité.

Por suerte mi mamá no me dejaría caer tan fácil. — Eres tu la adulta, Alexandra Danvers, no intentes culpar a la niña. — De inmediato me giré para encontrarme con la mirada incrédula de mami. — Hablaremos de eso cuando vuelvas, y más te vale que esta vez no lleguen tarde.

—¡A moverse criatura! — Vociferó antes de tirarme sobre su hombro y comenzar a caminar.

Desde que vivíamos las tres juntas, mami siempre era la que me llevaba a la escuela, tomando firmemente mi mano y caminando justo tras de mis pasos. Era algo que me gustaba mucho, porque podíamos hablar de cualquier tontería, incluso me había contado que deseaban saber mi opinión sobre la posibilidad de cambiar de casa.

Caminar con mami cada mañana me hacía sentir querida, me hacía sentir segura. Quizás era porque ella siempre me decía que no importaba con cuantos monstruos tuviese que luchar, siempre me mantendría a salvo.

La deuda de Los Luthor. - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora