Narrador Omnisciente.
Primer intento.
Lena estaba todavía medio dormida cuando percibió un aroma dulce y delicioso que la envolvía. Al abrir los ojos, encontró a Kara de pie junto a la cama, sosteniendo una bandeja cargada de panqueques esponjosos y frutas frescas.
—¡Buenos días, hermosa! —Canturreó Kara, con una sonrisa traviesa que delataba sus intenciones. — ¿Cómo está la esposa más hermosa del mundo?
Lena arqueó una ceja, dudando de la inocencia en ese despliegue. Estaba segura de que Kara buscaba algo más que una simple gratitud.
—¿Panqueques? —Murmuró Lena, entrecerrando los ojos con suspicacia.— ¿De la nada? ¿De quién fue la idea? ¿De Lori? — Claramente eso solo desconcertó a Kara. — Espero, Zor-El, que no destruyeras mi cocina en el intento.
Kara dejó escapar una risita nerviosa, pero rápidamente se recuperó y se acercó, colocando la bandeja frente a Lena en la cama.
—No, no, esto es todo mío. Y... he traído fresas, como te gustan. — La rubia se deslizaba casi con gracia. — Y te juro que dejé la cocina limpia y no quemé nada.
Lena no pudo evitar sonreír ante el detalle, pero se obligó a mantener la compostura.
—¿Y qué es lo que quieres a cambio, Kara? —Preguntó, sin siquiera molestarse en esconder el tono sospechoso.
Kara se encogió de hombros, fingiendo inocencia mientras le pasaba una fresa jugosa cerca de los labios.
—Nada... solo pensé que podríamos desayunar juntas... en la cama... tranquilas. —Dijo, ladeando la cabeza, dejando que una expresión de fingida inocencia suavizara sus facciones.— Quizás un par de besos, unas caricias...
Lena tomó la fresa entre los dedos en lugar de aceptar el ofrecimiento directo, sosteniéndole la mirada con firmeza.
—Kara, no pienses que esto va a suavizar mi postura sobre el castigo. —Sentenció, y, sin perder de vista los ojos azules, mordió la fresa con deliberada lentitud, observando la ligera sorpresa en el rostro de su esposa. — Nada que pueda implicar sexo después de esto.
Kara suspiró, derrotada por el momento.
—Está bien, está bien... solo desayunamos —Se rindió, pero la chispa en su mirada indicaba que no se daría por vencida tan fácilmente.
Segundo intento.
Esa noche, Lena estaba en el sofá leyendo un libro cuando Kara se sentó a su lado, deslizándose con sigilo hasta tener los brazos rodeando sus hombros.
—Has tenido un día largo, ¿verdad? —Susurró Kara, con la voz apenas audible contra su oído—. Déjame ayudarte a relajarte un poco...
Lena cerró el libro con un suspiro contenido, sabiendo perfectamente hacia dónde se dirigía esto.
—¿Relajarme? —Dijo con calma, dejando que la ironía se filtrara en su voz.— ¿Y qué me vas a hacer?
Kara, sin decir una palabra, comenzó a frotar los hombros de Lena, dejando que sus dedos se deslizaran lentamente sobre la tensión que reconocía bien.
—Mmm... Veo que alguien está tensa. —Dijo con suavidad, sus manos bajando peligrosamente hacia su espalda.— Y, tal vez, si estuviera un poco menos estresada, podría estar más... receptiva.
Lena entrecerró los ojos y exhaló lentamente, disfrutando del toque de Kara a pesar de su claro objetivo.
—No vas a convencerme así, Kara. —Respondió, tratando de mantener la compostura mientras las hábiles manos de su esposa seguían acariciando su espalda. — No soy tan fácil de convencer.
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La deuda de Los Luthor. - Supercorp
FanficLionel Luthor era un hombre de familia, dedicado y un empresario audaz; nada hacía presagiar que un infarto lo arrebataría de los brazos de su preciada familia, y en el camino revelara todos los trapos sucios que el patriarca de Los Luthor había pat...